Quien viaje al norte de la provincia de Huelva y visite por primera vez la Sierra de Aracena se preguntará con estupor cómo es que no había ido antes allí. De entrada, le llamarán la atención los frondosos bosques de castaños, quejigos y alcornoques, que tienen su explicación en la humedad de los vientos atlánticos que allí soplan y en la abundancia de fuentes y manantiales. Eso aleja esta comarca de cualquier idea que tengamos formada a priori sobre Sierra Morena.