Las calles de Arles respiran luz, arte e inspiración, ¿cómo puede ser que en un centro urbano que se recorre en menos de una hora se den la mano espectaculares edificios romanos, delicados monumentos románicos, dos museos de arte contemporáneo, salas de exposiciones, restaurantes con estrellas Michelin, hoteles diseñados a la última y tres rutas temáticas? Y para redondear la propuesta, a menos de cinco kilómetros se abre la Camarga, el humedal más importante del Mediterráneo.
1- Su pasado romano.
La antigua Aralate nació bajo el imperio de Augusto (44 a C.) y creció cuando el emperador Constantino (313 d C.) decidió instalar aquí su palacio. En el centro de la ciudad se erige el imponente anfiteatro, que data de finales del siglo I y actualmente alberga las grandes fiestas taurinas de la ciudad, además de espectáculos de luchas de gladiadores. Muy cerca se halla el teatro de la misma época, que en verano acoge diversas representaciones. Una de las visitas más excepcionales es la de los Criptopórticos, situados debajo del edificio del Ayuntamiento, y que formaban los cimientos del antiguo foro. Son unas galerías de dimensiones impresionantes que datan del año 30 a.C. Las termas de Constantino y los Alyscamps, una antigua necrópolis cristiana, son también visitas obligadas. Para tener una inmersión total en la historia de Arles, merece la pena recorrer el museo Arles Antique con interesantes maquetas, un busto de Julio César y una enorme chalana, ambos encontrados bajo las aguas del Ródano.
2- Los monumentos románicos.
La plaza de la República alberga los dos grandes hitos románicos de Arles: el pórtico de la iglesia de Saint Trophime del siglo XII y el claustro, bellísimo, con una gran riqueza escultórica.
3- La luz que inspiró a Van Gogh.
El genial pintor impresionista llego a Arles en 1888 atraído por su luz y en los quince meses que estuvo en la ciudad pintó más de 300 cuadros. La Noche estrellada, el Café de la noche, la Casa amarilla, el Jardín de la casa de salud, el Viejo molino... se puede seguir la ruta señalizada con baldosas que recorre la ciudad y se detiene en los escenarios que inspiraron al artista. En algunos de los puntos más reconocibles se puede comparar la obra de Van Gogh con el paisaje original. Y el pasado verano se inauguró la Fundación Van Gogh destinada a valorar la herencia del pintor y a impulsar artistas emergentes.
4- La herencia de Picasso.
En un edificio maravilloso del siglo XV, Antiguo Gran priorato de Malta, se halla el museo de Bellas Artes de la ciudad, el Museo Reattu. Entre sus valiosos fondos destacan los 57 dibujos y dos cuadros que Pablo Picasso donó a la ciudad.
5- Capital mundial de la imagen.
Además de albergar una de las escuelas de fotografía más importante del mundo, en Arles cada verano se celebra Les Recontres de Arles (Los Encuentros de Arles) que, desde 1970, atrae a multitud de visitantes. El festival organiza numerosas exposiciones y actividades por toda la ciudad. algunas de ellas en sus monumentos históricos más emblemáticos.
6- La buena mesa y mucha fiesta.
Aceite, vino, hortalizas, carne de toro, pescado y una gran tradición gastronómica hacen de Arles una apuesta segura para difrutar de la buena mesa. Las fiestas tradicionales también tienen un gran peso específico en el día a día de la ciudad: la fiesta del arroz y del caballo en septiembre y las corridas de toro en Pascua...son algunas de las más atractivas.
7- El Parque Natural Regional de la Camarga.
Justo enfrente de Arles se extiende el delta del Ródano, un territorio poblado por caballos blancos y toros negros, sobrevolado por flamencos, ánades y garzas. La Camarga es una de las zonas húmedas más importantes de Francia y del Mediterráneo, un gran espacio virgen donde se respira una gran calma.