Asun Luján
Periodista redactora de Viajes National Geographic
Actualizado a
Salzburgo es mundialmente conocida por ser la cuna de Mozart y el escenario del que está considerado el festival de música clásica y ópera más prestigioso del mundo. Pero además es una ciudad encantadora y llena de historia que fue fundada en un bello entorno natural al abrigo de los Alpes austriacos, cuyas estribaciones más próximas se hallan a menos de 30 km. Su sereno centro antiguo, un dédalo de callejuelas que se abren a plazas monumentales, se extiende a los pies del Mönchsberg (la colina de los Frailes), con el río Salzach al otro lado como límite natural.
Precisamente fue su privilegiada ubicación la que la ayudó a convertirla hace siglos en una de las ciudades-estado más poderosas de Centroeuropa, sede episcopal desde el año 739, a partir de cuando empezaron a construirse iglesias, basílicas y palacios residenciales. Además ya en la Edad Media, la sal y el hierro que se extraían en la región se intercambiaban por vino, especias, tejidos... Todo contribuyó a que Salzburgo se fuera embelleciendo hasta ser apodada «la Roma del Norte».
Quizá sea por su emplazamiento o la armonía y buena conservación de su patrimonio; o puede que por estar adornada con fuentes, espaciosas plazas y zonas verdes; o por sus continuas referencias a su amor por la música. Hoy Salzburgo es un destino que no decepciona, hermoso y distinto en cada estación del año, una joya artística Patrimonio Mundial de la Unesco. Y para visitarlo, nada como esta guía en la que sus imprescindibles están ordenados de menos a más.