Del 7 al 1

Los siete imprescindibles de todo viaje a Estocolmo

La capital sueca es una pequeña galaxia de islas que se muestra vibrante y creativa a la par que clásica.

Es una de las grandes capitales verdes de Europa, del diseño y de la tecnología -entre otros casos de éxito, Spotify se fundó aquí en 2006 y no en Silicon Valley-. Mezcla de tradición y modernidad, Estocolmo seduce en un equilibrio perfecto entre la calidez y la introspección, junto con algunos toques de locura creativa suficientes como para despertar el amor a primera vista. 

La ciudad se recorre como si se jugara al juego de la oca, de casilla en casilla, o mejor: de isla en isla. La capital sueca se reparte sobre un total de 14 islas rodeadas de aguas gélidas. Es lo que tiene fiar la elección del lugar de su fundación a un tronco soltado a la deriva. O eso es lo que explica la leyenda: que los burgueses de Sigtuna reunieron todo su capital después de que un incendio arrasara sus casas en 1187 y lo guardaron en un tronco hueco que lanzaron al mar. La cosa es que decidieron que allá donde acabara ellos levantarían una nueva ciudad. Y así hicieron. Desde entonces, Estocolmo vive volcada al mar,  confiando ciegamente en su destino.

 
1 /7
Biblioteca de Estocolmo

Foto: iStock

1 / 7

En el #7: Biblioteca de Estocolmo

La biblioteca de Gunnar Asplund es de esos diseños que trascienden la mera funcionalidad para convertirse en artefactos que despiertan la admiración eterna. Casi un siglo después, sigue tan moderna, tan apasionante y tan útil para el estudio, la lectura y el almacenaje de libros como desde el primer día. Fue la primera en Europa en adaptar el modelo de acceso abierto a las estanterías por parte del público, por lo que se liberaba el acceso al fondo de la biblioteca. Además, los lomos de los libros dispuestos de forma circular funcionan casi como un vitral colorido que protagoniza toda la atención estética. Sin duda, es una de esas bibliotecas del mundo que bien valen un viaje.

Museo-Vasa

Foto: iStock

2 / 7

En el #6: Museo Vasa

Cualquier justificación previa sobre hacer un museo a un barco queda superada por lo escénico del lugar nada más entrar. Lo mejor es que no hace falta ser un apasionado de la historia naval para disfrutar del Museo Vasa, en la isla Djurgården. La sensación es una mezcla entre película de Piratas del Caribe y estar viviendo en una casita de muñecas. Sólo que en lugar de saloncitos, comedores o cocina, hay esculturas talladas, una quilla, sala de carga, cañones y hasta las velas. 

Cierto que hoy el diseño nórdico tiene todo el reconocimiento que merece; pero algo falló cuando el 10 de agosto de 1628 el Vasa izó velas por primera vez: escoró y se fue directo al fondo del mar. El navío que iba a jugar un papel destacado en la flota sueca, por lo que no se escatimaron en detalles, lujos y ornamentos, se pasó 333 años sumergido. La suerte es que el tipo de agua y su temperatura hizo que se conservara en casi perfectas condiciones y hoy se pueda contemplar casi como si fuera a volver a zarpar. 

 
Subway

Foto: iStock

3 / 7

En el #5: Subway

Subterráneo de Will Hunt, el Subsuelo de David W. Wolfe, Bajotierra de Robert Macfarlane… son varios los libros en las mesas de novedades de las librerías que están poniendo últimamente de moda el mundo subterráneo. Pues bien, en Estocolmo ya se dieron cuenta de ello y por eso viajar en el tunnelbana tiene premio: casi un centenar de estaciones están decoradas artísticamente, constituyendo en la práctica un extenso museo en las entrañas de la ciudad. Solna Centrum (en la línea azul) es una de las más espectaculares por el intenso color rojo con el que está pintada. Si se busca el famoso arcoíris de la imagen, hay que pasar por la Stadion (línea roja). Mientras que la de Thorildsplan (en la línea verde) luce un encantador diseño gammer muy ochentero.

SOFo

Foto: iStock

4 / 7

En el #4: SoFo

Siempre hay algo nuevo en el barrio joven del SoFo: un nuevo café, un nuevo restaurante vegano, una nueva librería de fotografía, una nueva tienda vintage, un nuevo súper bio, una nueva peluquería... cambiando y mutando escaparates para permanecer siempre igual, con la misma vibración dinámica, el mismo encanto de aquello que está comenzando a emerger. El SoFo es el escenario de la vanguardia nórdica. El Fotografiska, un museo de fotografía y espacio multidisciplinar, actúa como epicentro de toda la vida cultural del barrio desde que se abrió en 2010, ocupando una antigua oficina de aduana de ladrillo art nouveau junto al agua. Hay que quemar mucha suela en las calles que articulan el SoFo, en el centro de la isla Södermalm, la más meridional de Estocolmo.

Excursión en barco

Foto: iStock

5 / 7

En el #3: Excursión en barco

Lo que en cualquier otra ciudad no dejaría de ser un plan turístico secundario se convierte en Estocolmo en imprescindible. No hay mejor forma de comprender cómo la ciudad se vuelca al mar que subiéndose en alguno de los ferrys que zarpan del centro. Hay varias rutas, pero todas permiten algo esencial: ver Estocolmo desde el agua. Es la belleza de la ciudad reflejada en las aguas limpias del lago Mäla, con sus barcos y veleros navegando ociosamente, la que ha llevado a nombrar a la capital de Estocolmo como la Venecia del norte. Tras el apelativo algo forzado, lo cierto es que la ciudad se desarrolla más allá, en un archipiélago de unas 24.000 pequeñas islas e islotes que se abre como una galaxia que solo se puede descubrir en los tours que se alejan más de la ciudad.

la ceremonia

Foto: iStock

6 / 7

En el #2: el ayuntamiento

Vale que en la plaza Stortoget, en pleno centro neurálgico de Gamla Stan, está el popular Museo del Nobel. Pero ahora toca mirar a otro escenario, al Ayuntamiento de Estocolmo, que es donde a los invitados a la ceremonia de los Nobel. El edificio es todo un símbolo arquitectónico de la ciudad que se terminó de construir en 1923 tras juntar uno a uno más de ocho millones de ladrillos rojos. En su interior, hay dos espacios que llaman poderosamente la atención a los visitantes que realizan algunos de los tours guiados: el Salón Azul, que en la actualidad no tiene nada de azul pero que da la bienvenida a los asistentes a la ceremonia de los Nobel, y el maravilloso Salón Dorado, un espacio de exaltación art decó para el posterior baile de gala. La  torre de un centenar de metros aguarda con una de las mejores vistas de la capital de Suecia.

callejear-Gamla Stan

Foto: iStock

7 / 7

En el #1: Gamla Stan

Vale que las calles más céntricas se llenan de turistas; pero la zona más antigua sigue siendo la más bella de Estocolmo, con sus callejuelas laberínticas, plazas semiocultas y sus edificios de color crema y canela en cuyas ventanas, al llegar la noche, se encienden lamparitas que le dan un toque de Navidad perpetua al callejear por la ciudad cuando el sol se va poniendo. Este es el barrio donde el año 1252 se fundó la capital de Suecia y aún mantiene su encanto medieval entre olores dulzones de los bollitos de canela y cardamomo. Con sus casas de fachadas coloridas, Stortorget es la plaza más antigua y lugar de paso recurrente.

Museo Nobel