Groenlandia. La sola mención del nombre lleva incorporadas imágenes de icebergs, extensiones de hielo y aventura, unas expectativas que no quedan defraudadas por muchas veces que se visite. Un resto de la última glaciación que no debería hallarse en una latitud tan meridional, pero que, de tan grande que es, se conserva a sí misma. Este cubito de hielo de unos 2700 km de largo y casi tres de espesor no es un mundo tan lejano. De hecho, Groenlandia se localiza a apenas cinco horas de Copenhague en vuelo directo, o a solo dos horas de Reikiavik, si se hace escala en Islandia, con conexión diaria desde España. Aventura, por tanto, accesible al gran público sin necesidad de ir equipado como un explorador polar, sobre todo en la costa sur y en la occidental, las que por su clima más suave están más habitadas y humanizadas.