Informe Viajes NG

¿Sobrevivirá el turismo sostenible a la crisis del Coronavirus?

Los expertos lo tienen claro: la pandemia no va a acabar con un movimiento que hoy es imparable.

Para moderar el impacto negativo del turismo, en 2019, un movimiento ambientalista mundial llamado 'vergüenza de volar' (flight shaming en inglés) animó a los viajeros a evitar los viajes en avión. Ahora una pandemia global los está forzando a hacerlo.

A nivel mundial, el sector del transporte es responsable de una cuarta parte de las emisiones de carbono. La aviación representa poco más del dos por ciento de ellas, y antes de que comenzara este año, el número de personas que tomaban vuelos comerciales aumentaba constantemente.

Pero la preocupación por el daño irreparable de las emisiones de carbono de los vuelos está haciendo que un grupo creciente de viajeros cambie sus hábitos. Los defensores de un turismo más verde son optimistas con el hecho de que el brote de coronavirus no cambiará eso.

 

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Una concienciación creciente

Según el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), la nación responsable de la mayor parte de las emisiones de carbono relacionadas con la aviación es Estados Unidos, seguido por China. En una encuesta realizada en 2017 por el ICCT, se encontró que una pequeña porción de la población produce la mayor parte de las emisiones de carbono. Para poner esto en perspectiva: Ese año, el 12 por ciento de los estadounidenses representaban el 68 por ciento de los viajes aéreos mundiales; un poco más del cincuenta por ciento de los estadounidenses dijeron que no habían volado en absoluto.

Esta disparidad ha alimentado el movimiento de la vergüenza de volar.

"El verano pasado fui en tren a Barcelona", dice la británica Clare Farrell, cofundadora del grupo de acción ambiental Extinction Rebellion y destacada defensora de la limitación de los viajes aéreos. "Llevé mi bicicleta en el tren y fue súper genial. Es una forma muy agradable de viajar, comparada con la rigidez de los aeropuertos".

En 2018, Farrell y varios otros activistas se declararon en huelga de hambre para protestar por la expansión del aeropuerto Heathrow de Londres. El movimiento de la vergüenza de volar ganó mayor visibilidad en los EE.UU. en septiembre pasado cuando la joven activista climática Greta Thunberg cruzó el Atlántico para llegar a una Cumbre de Acción Climática de la ONU en la ciudad de Nueva York.

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No consiste en viajar menos, sino en que los viajeros que más contaminen reduzcan sus vuelos. 

¿El movimiento de la vergüenza de volar ha disminuido el número de vuelos? Depende de a quién se le pregunte de dónde viva. Una encuesta de 6.000 personas en los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Francia, realizada por el banco suizo UBS a finales del año pasado, reveló que el 21% eligió volar menos. Esto va en contra de las estadísticas que indican que 2019 fue un año récord para los viajes aéreos en los EE.UU. Los datos de la Oficina de Estadísticas de Transporte de los EE.UU. muestran que 926 millones de personas volaron en 2019, un cuatro por ciento más que el año anterior y el nueve por ciento de los dos años anteriores.

Scott Mayerowitz, director editorial ejecutivo del sitio web de viajes The Points Guy asegura que, aunque su comunidad de lectores y viajeros es consciente de su huella ambiental, eso no determina su elección de destino. "Había un interés de la gente [en reducir su huella de carbono]", dice. "Nadie quiere dañar el clima, [pero] nunca estuvo en el centro de la agenda de la mayoría de los viajeros".

"Por mucho que quiera ser ecológico, el coste es un factor más importante", dice Aalia Udalawa, consultora de PKG HotelExperts y ávida viajera. Ella estima que se gastaría hasta un 20 por ciento más en viajes más sostenibles, pero dice que muchas de las opciones más ecológicas que ha considerado están fuera de su presupuesto.

Estos datos se hacen eco de un estudio de National Geographic y Morning Consult. En una encuesta realizada justo antes de la pandemia de la COVID-19, desde National Geographic EE.UU. consultaron a sus lectores si pagarían más para asegurarse de que sus vacaciones fueran respetuosas con el medio ambiente. Una pequeña mayoría del 53 por ciento indicó que no pagarían más (o no tenía opinión). Esta instantánea representa la opinión antes del coronavirus. Lo que nos depara el futuro está en discusión.

El reto de ayudar a los viajeros a elegir opciones sostenibles surgió en otro informe de National Geographic de 2019. Según la encuesta realizada 3.500 adultos, el 42 por ciento de los viajeros estadounidenses estarían dispuestos a dar prioridad a los viajes sostenibles en el futuro, sólo el 15 por ciento de estos viajeros estaban suficientemente familiarizados con lo que significa realmente el viaje sostenible. Por lo tanto, la tarea que viene es la de ayudar a los viajeros a que se centren en prácticas respetuosas con el medio ambiente, proteger el patrimonio cultural y natural y apoyar el beneficio social y económico de las comunidades locales, entre otros objetivos.

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Viajar en tren es la tendencia viajera sostenible que más crece.  

Foto: iStock

Sopesar las alternativas

A medida que crece el interés por viajes más limpios, también lo hacen las opciones. "Hemos visto a muchos viajeros sopesar alternativas a los vuelos", dice Shannon McMahon, editora de la revista de viajes en línea SmarterTravel.com, un sitio propiedad de Trip Advisor. "Los viajeros parecen estar tomando un enfoque más holístico de cómo contribuyen a las emisiones de carbono que antes del año pasado".

Montar en los tren es una opción. Aunque a menudo lleva más tiempo y es más caro, la huella de carbono es menor. Se estima que el vuelo de un pasajero de París a Barcelona genera 238 kg de emisiones de dióxido de carbono, mientras que el viaje equivalente en tren sólo emite 11 kg.

Aquí en Europa, donde la vergüenza de volar se ha convertido en una realidad, los trenes se han promovido como la forma más sostenible de viajar. La modernización de la infraestructura ferroviaria, incluyendo la mejora de las vías y las estaciones, ayuda a apoyar esta opción. Los trenes de pasajeros de Europa están en gran medida electrificados, a diferencia de los trenes de los Estados Unidos, que utilizan tanto la energía eléctrica como la del diesel. La forma en que un país genera electricidad es importante para calcular las opciones de viaje ecológico. Un tren eléctrico que obtiene su energía a partir de energía renovable o nuclear (la mayor parte de la producción de Francia, por ejemplo) produce menos emisiones que uno con electricidad generada a partir del carbón.

Las compensaciones de carbono es otra opción para los viajeros ecológicos. Presionadas por este impacto, algunas aerolíneas como JetBlue han adoptado programas de acciones compensatorias para reducir sus emisiones. Pero si esta es una estrategia climática efectiva es un punto de debate. Los activistas medioambientales dicen que las compensaciones reducen los remordimientos, no el impacto.

"Es una forma errónea de abordar el cambio climático porque la mayoría de las emisiones provienen de personas adineradas y de quienes harían bien en cambiar los sistemas y hábitos", dice Farrell. "Promueve la idea de que puedes pasar el problema a la siguiente generación."

La compensación de carbono promueve la idea de que puedes pasar el problema a la siguiente generación.

Estas medidas pueden hacer que la perspectiva de viajar de forma sostenible parezca demasiado desalentadora, pero eso no significa que no valga la pena, dicen sus defensores.

Holi

Holi

Viajar es una oportunidad de conocer mundo y conectar personas. No tiene que ser siempre algo negativo. 

"Es un equilibrio delicado", dice Mayerowitz. Los viajes causan emisiones de carbono, pero también enriquecen a las personas y las comunidades. A él, por ejemplo, le encanta caminar, lo que significa que a veces vuela o conduce para llegar a los senderos. Pero debido a esos viajes, Mayerowitz aboga por los parques nacionales y transmite su amor por ellos a un público más amplio.

Kelley Louise, fundadora y directora ejecutiva de Impact Travel Alliance, una organización sin fines de lucro que promueve los viajes sostenibles, dice que en lugar de dejar de viajar por completo, su organización aboga por innovar en ello. Uno de los conceptos se basa en los viajes slow, una filosofía y una práctica que hace hincapié en las estancias más largas, el transporte alternativo (como trenes y bicicletas), la inmersión cultural, los alquileres de vacaciones y los destinos poco frecuentados.

"Los viajes tienen la poderosa capacidad de transformarte en un defensor de la naturaleza y la conservación", dice. "Así que si los profesionales del turismo dijeran que lo único que se puede hacer es dejar de viajar, perderíamos todos los componentes realmente bellos que nos trae el viaje".

"Los viajes tienen la poderosa capacidad de transformarte en un defensor de la naturaleza y la conservación"

Sobrevivir a la pandemia

Pocas personas o segmentos de la economía mundial han salido indemnes del brote de coronavirus, y eso es particularmente visible en la industria del turismo.

"Nunca había habido tanta riqueza y conectividad en el mundo", dice Mayerowitz sobre la vida antes del coronavirus. "La rápida propagación de esta pandemia nos mostró cuán conectados estamos. Tenías ciudades de segundo nivel en los EE.UU. con vuelos sin escalas a ciudades de segundo nivel en China."

¿Pero qué pasará cuando se levanten las prohibiciones de viaje? ¿Se quedará el turismo sostenible en tierra de nadie en un mundo con la riqueza redistribuida y mayor recelo de la conectividad?

"Los viajes sostenibles han estado en alza durante años. No sólo es improbable que una pandemia mundial cambie eso, sino que incluso podría hacer que el viaje sostenible parezca más importante que nunca", dice McMahon.

Turismo slow

Turismo slow

Una tendencia IM-PA-RA-BLE

Aunque los acontecimientos no son los mismos, McMahon señala que el turismo disminuyó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre y durante la Gran Recesión de 2008. Pero luego los viajes volvieron a tomar fuerza, primero en los viajes locales o regionales y poco a poco en los viajes internacionales.

"Los viajeros tienden primero a aventurarse más cerca de sus hogares -si las tendencias del pasado son consistentes- y visitar sus restaurantes locales, quedarse en la región para una escapada de fin de semana, o viajar a nivel nacional antes de que haya una fuerte demanda de viajes internacionales", dice McMahon.

Mayerowitz dice que espera que los viajeros busquen vacaciones que los conecten con otros. "La gente va a querer hacer contactos con excursiones locales, viajes con la familia", dice.

Louise, de Impact Travel Alliance, ve que el movimiento de viajes sostenibles sigue su ritmo. Si bien el turismo masivo está vinculado al cambio climático, al sobreturismo y a las experiencias de viaje convencionales, el turismo sostenible ofrece una alternativa más saludable para las comunidades y para el planeta, apunta.

"Mi esperanza para la industria es que, cuando la pandemia disminuya, podamos explorar el mundo con un sentido renovado de atención, curiosidad y aprecio", concluye.