Campanarios y torres fortificadas sobresalen en Tallin como lo hacían en la Edad Media. El centro histórico, que se preserva casi intacto, es fruto del comercio portuario que prosperó gracias a su situación estratégica en el mar Báltico. Atraídos por este emplazamiento, los daneses la refundaron en 1219, dándole un impulso que la convirtió en la principal entrada a la península escandinava. Ya en época moderna, y tras los años de influencia soviética (1940-1991), la capital estonia renació como una urbe que ahora ofrece una combinación de historia y modernidad.