Cataluña de la mano de... Eudald Carbonell

De la Tarraco romana a la Costa Daurada

Un viaje en el tiempo desde la Tarraco romana a la de la época medieval, para acabar disfrutando de la Costa Daurada

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El anfiteatro romano de Tarragona

Tarragona guarda dos tesoros monumentales legados por el Císter, orden fundada en el siglo XI cuyos monasterios se erigían en entornos propicios para la agricultura. y

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La ruta del Císter

Santes Creus tiene un claustro que es una joya del gótico catalán. La ruta del císter tiene un tercer vértice, junto con Poblet, en el monasterio de Vallbona de les Monges, en tierras leridanas.

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El esplendor medieval de Cataluña

Poblet es uno de los mayores conjuntos medievales que se han conservado en esta Comunidad Autónoma.

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Playa de Tamarit

La playa de Tamarit, en la Costa Daurada, es una de las joyas que esconde esta región catalana.

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Eudald Carbonell

Famoso por sus estudios sobre Atapuerca, este investigador es un amante de la Historia, a la que mira de un modo multidisclipinar. Catedrático en la Universidad de Tarragona, nos descubre los tesoros de este destino.

Playa de Tamarit

En Tarragona, los vestigios de su pasado romano y su esplendor medieval han quedado integrados en la ciudad actual. Admiramos este legado de la mano del arqueólogo y paleontólogo Eudald Carbonell (Ribes de Freser, 1953) quien, tras años viajando y realizando excavaciones por el mundo, afirma: "A veces recorremos miles de kilómetros buscando un lugar único, sin darnos cuenta de que cerca hay sitios tan especiales y mágicos como Tarragona y su provincia".

Según Eudald Carbonell "no es casualidad que el anfiteatro se construyese junto al mar, para que el desembarco de los animales fuera más sencillo"

Tarraco fue una de las ciudades más importantes de la época romana y hoy es un enclave único en Europa por el abundante legado que conserva. Según nuestro cicerone, "el entretenimiento era una pieza clave del Imperio, impulsada por el gobierno con finalidades políticas y populistas". El circo de Tarraco, construido el siglo I y con aforo para 25.000 personas, estaba destinado a carreras de caballos y cuádrigas. Hoy es uno de los mejor conservados al oeste de Roma.
Por su ubicación a orillas del Mediterráneo, el anfiteatro de Tarraco fue uno de los más admirados del Imperio. Del siglo II y con capacidad para 15.000 personas, albergaba los espectáculos más populares de la época: las ejecuciones públicas y la lucha entre animales y gladiadores. Según Eudald Carbonell "no es casualidad que se construyese junto al mar, para que el desembarco de los animales fuera más sencillo".

El anfiteatro forma parte de otro itinerario menos conocido que el de la Tarragona romana, aunque igual de interesante: la Ruta de los Primeros Cristianos. Eudald Carbonell recuerda que "la ciudad tiene el patrimonio paleocristiano más importante de la Península. Los mártires cristianos más antiguos de las provincias romanas occidentales murieron aquí". En este paseo destacan dos edificios: la capilla de Sant Pau y la Catedral, cuyo campanario ofrece las mejores vistas sobre la ciudad.

La Catedral, a su vez, es etapa de otro recorrido: la Tarragona medieval. Tras la dominación islámica, que duró unos 400 años, durante los siglos XII al XIV la ciudad y su territorio se empezaron a repoblar. "Por toda la provincia se hallan sorpresas de la arquitectura medieval, como el castillo de Tamarit". Este recinto, restaurado por Ramón Casas, preside una cala de la Costa Daurada, otro gran atractivo turístico de la provincia.
Otro magnífico enclave medieval es el pueblo amurallado de Montblanc, donde se pueden visitar la iglesia de Santa Maria la Major, la Judería, el Palacio Real y el encantador Pont Vell sobre el río Francolí. Montblanc es una excelente base para iniciar la Ruta del Císter en Tarragona.


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