Leyendas, romanos y vino

Tarragona en miniatura: los ocho pueblos más bonitos de la provincia

Esta ruta es un viaje en el tiempo para perderse por el legado histórico y el entorno natural de la Costa Daurada.

La historia de Tarragona aflora por cada rincón de la ciudad, pero también de la provincia. Su relevancia histórica pasa por ser segunda ciudad más importante del Imperio Romano, que le ha hecho valerse su fama como un enclave único en Europa. Y esto es, sin duda, gracias al legado que conserva, a su clima y a la marca Costa Daurada. Los pueblos que conforman Tarragona conservan un patrimonio romano y medieval en forma de murallas y ruinas, pero también de iglesias góticas y románicas. Y todo en medio de parajes naturales como las montañas de Prades o els Ports.

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Vilella Baixa
Vilella Baixa y los campos circundantes desde la altura | iStock

en el #8: VILELLA BAIXA

Ya lo escribió Josep Maria Espinàs en su libro Viatge al Priorat: esta pequeña localidad tarraconense se ha ganado el apodo de “la Nueva York del Priorat”, y es que salta a la vista lo curioso de sus edificios de hasta siete plantas que se abocan hacia el barranco de Scala Dei y que recuerdan a las casas colgantes de Cuenca. Sus porches con arcos apuntados, su puente de doble arco sobre el río de Montsant y el riachuelo de Escaladei, además de su molino neoárabe y sus interesantes bodegas, son algunos de sus mayores atractivos. Destino predilecto de senderistas y amantes de la BTT, quien pare aquí no podrá resistirse a probar sus cocas de azúcar con matalahúva y cilantro.

Altafulla
Parte trasera del Castillo de Altafulla con su iglesia de fondo | iStock

En el #7: Altafulla

El encantador pueblo costero de Altafulla tiene dos partes bien diferenciadas. Por un lado, su zona de playa, el Barri de les botigues (tiendas) con un paseo en el que se alinean antiguos almacenes y negocios de pescadores reconvertidos en casas. Por el otro, en la parte más elevada de la localidad, se halla el Castillo de Altafulla, una estructura del siglo XVII bien conservada y circundada por un casco antiguo, la Vila Closa, declarado Conjunto Histórico Artístico de Interés Nacional y repleto de calles estrechas y empedradas, casas de época y una atmósfera medieval encantadora. Otros puntos de interés que visitar son la villa romana de Els Munts, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y la Ermita de Sant Antoni, ubicada en un bosque de pinares tras un agradable paseo.

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Prades
Foto: iStock

En el #6: Prades

Por una carretera de bosques de castaños y encinas, las Montañas de Prades y en concreto el pueblo homónimo, se sitúan a unos 40 minutos de Montblanc. En medio de las montañas, Prades se asoma como la ‘villa roja’ por el color rojizo de sus construcciones y como un Bien de Interés Cultural por su conjunto histórico, rodeado por murallas. Merece una visita especial la ermita de la Abellera, incrustada bajo una cueva en las rocas de la montaña. Y, para acabar y relajarse, en la plaza Mayor uno puede sentarse en una terraza frente la fuente renacentista.

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Monasterio de Santes Creus, en Aiguamúrcia
El Monasterio de Santes Creus, en Aiguamúrcia | iStock

En el #5: Aiguamúrcia

En la comarca del Alt Camp, rodeado de viñas y bosques, se enclava Aiguamúrcia, una pequeña localidad con varios núcleos de población, el más famoso de los cuales es Santes Creus. Como curiosidad, este es el único pueblo que ha nacido a raíz de la construcción de un monasterio después de la exclaustración. Su principal joya es el Monasterio cisterciense de Santes Creus, del siglo XII y declarado Monumento Nacional. El lugar, único por su belleza arquitectónica y paisajística, estuvo muy conectado con la realeza. Es por ello que en su interior se encuentran los sepulcros reales de Pedro III de Aragón, Jaime II de Aragón y Blanca de Nápoles.

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Miravet
Foto: iStock

En el #4: MIRAVET

Ubicado en un peñasco junto al Ebro, el pueblo de Miravet se eleva con su belleza por encima de los 120 metros de altitud sobre el nivel del mar. Forma parte de la Ruta Domus Templi, que recorre el trayecto que hacían los Caballeros Templarios (desde Aragón hasta Valencia), y jugó un papel muy relevante en historia de la Península por su cercanía con el río. Parte de esta ruta engloba la visita al Castillo Templario de Miravet. Además, uno también puede visitar las casas colgantes sobre el río y la iglesia Vieja de Miravet, asentada sobre los restos de una mezquita, así como el entorno natural que rodea la villa.

 

Horta de Sant Joan
Plaza de la iglesia de Horta de Sant Joan | iStock

en el #3: HORTA DE SANT JOAN

Dentro del Parque Natural dels Ports, este pueblo medieval cuenta con un conjunto histórico que le han hecho valerse el reconocimiento de Bien Cultural de Interés Nacional, sobre todo gracias a la iglesia románica-gótica del siglo XII y a sus callejuelas empinadas y estrechas. Además, cuenta con el museo Picasso, la casa de la Encomienda y el Ecomuseo dels Ports, como también Lo Parlot, un olivo bimilenario declarado árbol monumental, ubicado a 500 metros de la salida de Horta, desde donde se pueden emprender rutas a pie.

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Montblanc
Vista de Montblanc con la Iglesia de Santa María la mayor en primer plano | iStock

en el #2: MONTBLANC

A media hora de Tarragona en coche, se encuentra el mayor recinto amurallado conservado de Cataluña, concretamente en el pueblo de Montblanc. El esplendor de esta localidad, que en la actualidad es la capital de la comarca de la Conca de Barberà, se dio justamente cuando se construyó la muralla, entre finales del siglo XIII y principios del XIV, y los edificios civiles y religiosos que todavía perduran. Una visita a Montblanc supone recorrer y adentrarse en la historia de las murallas y sus torres, pero también del convento de estilo gótico de San Francisco y de la iglesia románica de Santa María de Montblanc. La mejor manera de terminar la visita es paseando por la calle Mayor, donde otra iglesia se asoma, esta vez con una mezcla de estilo gótico y románico: la iglesia de San Miguel. 

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Siurana
Foto: iStock

en el #1: SIURANA

También en las montañas, Siurana se posiciona como el mirador más impresionante de la Costa Daurada.el castillo, la Iglesia románica y las callejuelas empedradas que conforman el pueblo, así como los restos de la fortaleza sarracena.

 Está alzado en una cornisa rocosa, actuando de atalaya que preside el pantano de Siurana en medio de la sierra de Montsant y las montañas de Prades. Desde allí, uno puede observar las marcas del carruaje con el que, según la leyenda, saltó la reina mora Abdelazia cuando llegaron los cristianos. Aparte del paraje natural, donde se pueden practicar deportes de exterior, Siurana cuenta con una amplia oferta cultural.