Decía Galdós que «Toledo es una historia de España completa». Y una historia completa del arte occidental, cabría añadir. El arte y la belleza nunca se dieron tregua en Toledo. La política, sí. La que hubiera podido ser la capital del mayor imperio del mundo fue arrinconada. Paradójicamente, eso salvó sus murallas, sus edificios, sus tesoros. Y con el tiempo, ha recobrado el título de capital, en el concierto autonómico de la nueva era. Cosa que se ha notado.