Un día al año, en México conviven los muertos con los vivos y, lejos de asustarse, los mexicanos lo celebran por todo lo alto. Desde finales de octubre y hasta el 2 de noviembre todo el país se llena de altares, catrinas y ofrendas en las que los muertos son bienvenidos y venerados. El Día de Muertos es una de las festividades más importantes del país norteamericano y tiene su origen hace más de 500 años, en la unión de tradiciones de la cultura prehispánica con la católica. En ella se celebra el retorno transitorio a la Tierra de los familiares y seres queridos fallecidos.
Tradiciones comunes
Cada región mexicana tiene sus propias tradiciones, pero todas tienen rasgos en común que tratan de facilitar el retorno de las almas a la tierra. Una de las más importantes es la colocación de altares. En ellos no faltan los pétalos de cempasúchil (cempoalxúchitl), las velas y comida como el pan de muerto, hecho a base de maíz y otros vegetales y muy típicos en las ceremonias y festividades prehispánicas. Actualmente, este pan se elabora con harina de trigo, azúcar, huevo y levadura, y se adorna con figura de huesos cruzados a la que se le espolvorea azúcar.

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Otro de los elementos indispensables en los altares es el copal, una resina aromática cuyo humo se considera alimento de las divinidades celestes, así como objetos artesanales y los manjares favoritos del difunto, concretamente fruta, papel picado, siete platos con molenegro con siete montones de tortillas para los muertos adultos, piezas de pollo o guajolote cocido, tamales, café y chocolate calientes, un incensario conocido como tecolcaxit, agua bendita, la imagen del santo más importante y la imagen de los difuntos.
Otra de las características comunes es el adorno de las tumbas y los cementerios, que se llenan de flores y velas para honrar a los muertos. Es habitual que las familias coloquen ofrendas a lo largo del camino que va desde su casa hasta el cementerio.

Foto: iStock / Creada por José Guadalupe Posada, la Catrina se ha convertido en el símbolo más reconocible del Día de Muertos de México.
Diferencias entre regiones
En cuanto a las diferencias, cada región de México tiene sus propias tradiciones. Por ejemplo, en Aguascalientes se celebra el Festival de las Calaveras, que rinde homenaje a José Guadalupe Posada, creador de la famosa “Catrina”; en Guanajuato se celebra el 1 de noviembre un Desfile de Catrinas; en Oaxaca, se construyen la Plaza de la Muerte, con puestos donde se puede adquirir artesanía local, y se celebran las “Muerteadas”, comparsas que duran más de 20 horas y en las que los participantes visten de negro y portan espejos que representan la luz y la oscuridad.
Por su parte, en San Luis Potosí tiene lugar el Xantolo el 1 de noviembre que consiste en velar a los muertos con rezos e incienso. Además, el día 2 de noviembre, las comunidades indígenas llevan sus ofrendas a los panteones y adornar las tumbas con flores para las ánimas que, según la creencia de la región, se quedan en la tierra todo el mes.
Mientras, el día 1 de noviembre la isla de Janitzio en Michoacán, honra a los “angelitos” (niños fallecidos) en una procesión nocturna de canoas adornadas con velas, platillos y bebidas. El mismo día en la Ciudad de México, millones de visitantes se dan cita en el panteón de San Andrés Mixquic para recibir a las almas de los muertos al ponerse el sol; y en Xochimilco, la escenificación de la Leyenda de la Llorona atrae a propios y extraños año con año.

Foto: Shutterstock / Durante el Día de Muertos, los cementerios no son lugares tétricos. Muy al contrario son lugares de celebración, adornados para la ocasión.