Turquía cuenta con una impresionante red de autovías, por las que es muy fácil viajar con un coche alquilado, y sus autocares –modernos y puntuales– ya los quisieran para sí muchos países de la Comunidad Europea. A los turcos les encantan los niños… y a los niños les suele encantar Turquía. La comida es sabrosa y económica; la gente, alegre y comunicativa. Se puede pasear por calles y plazas, a la sombra de los árboles, descubriendo un mundo exótico y extrañamente familiar. Es probable que de vuelta a casa, tras haber disfrutado de Capadocia o de las playas del sur, los más pequeños les propongan a sus padres ofrecer menos dinero cuando estos le dicen que ese juguete que quiere es muy caro.