
La naturaleza siempre tiene un papel destacado en Noruega, donde el paisaje se quiebra en fiordos que juegan al escondite con el mar, mientras la nieve se resiste a desaparecer de las cumbres hasta bien entrado el mes de mayo. Esta acuarela nórdica alcanza su punto culminante en el recorrido que va de las islas Lofoten al Cabo Norte, un panorama que se ilumina con múltiples matices de color gracias al Sol de Medianoche. El fenómeno tiene lugar por encima del Círculo Polar Ártico, entre el equinoccio de primavera y el de otoño, de forma que el día no tiene fin.