un BUQUE INSIGNIA DE LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XX
Desde su concepción hasta su finalización en 1973, el edificio puso a prueba los límites de la ingeniería, la construcción y el diseño de la época. Cuando
abrió sus puertas en 1973, cambiando para siempre la imagen arquitectónica de Australia, comenzó una nueva era de descubrimiento cultural del país. Cinco décadas después, la Ópera de Sídney se ha convertido en un reclamo que cada día recibe a más de 6.000 visitantes, un importante lugar de encuentro de la cultural del país y el centro de artes escénicas más activo del país, que ha sabido evolucionar con el tiempo siendo hoy además impulsor de la sostenibilidad.
UN CUMPLEAÑOS DE PELÍCULA
Durante cinco décadas, la Ópera de Sídney ha desafiado las voces que al inicio de su historia fueron algo reticentes. El organismo es famoso por su programación anual que incluye, además de ópera, teatro, ballet y producciones musicales. Acoge 1.600 representaciones al año de ballet, teatro, ópera, música, danza y montajes especiales. Para repasar su pasado y su mirada al futuro, su web presenta una vídeo que invita «a vivir más al límite de lo posible, porque cuando lo hacemos, pueden suceder cosas extraordinarias». Está protagonizado por artistas y conjuntos multidisciplinares: la Orquesta Sinfónica de Sydney, The Australian Ballet, los Coros de la Filarmónica de Sydney, Ziggy Ramo, Zahra Newman, el Sydney Theatre Company, John Bell, Australian Chamber Orchestra, Elma Kris, Kira Puru, así como estudiantes de la Sydney Dance Company.

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BIENVENIDOS A LA FIESTA
La celebración de cumpleaños comienza este fin de semana del 21 y 22 de octubre, cuando el acceso a la Opera House, así como la agenda de eventos serán gratuitos. Habrá actuaciones de música clásica y contemporánea, montajes escénicos, danza, ópera rock y danza. Los eventos podrán verse también en Stream como parte de la celebración. Asimismo se van a realizar visitas guiadas a los auditorios y a las entrañas del edificio. Funcionará un servicio especial de autobúses lanzadera hasta la bahía, además de que su aparcamiento será gratuito este fin de semana. También habrá que anotar en el calendario una fecha especial para la celebración: será la noche de Fin de Año, cuando la icónica imagen de los fuegos artificiales en la bahía que preside la Ópera de Sídney dan la vuelta al mundo, este año más espectaculares.

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UNA ODISEA DE CONSTRUCCIÓN
La idea este teatro de ópera comenzó en los últimos años de la década de los 40 cuando Eugene Goossens, director del Conservatorio de Música de Sydney del estado de Nueva Gales del Sur, sostuvo que la ciudad necesitaba un lugar para las grandes producciones. En 1954, Goossens obtuvo el apoyo del primer ministro del estado, Joseph Cahill, quien solicitó diseños para un nuevo edificio dedicado expresamente para albergar el teatro de la ópera. El concurso de proyectos se inició en septiembre de 1955 y recibió 233 maquetas provenientes de 32 países. El diseño ganador fue anunciado en 1957, resultando vencedor el proyecto de Jørn Utzon (1918-2008), un arquitecto danés no muy conocida en la época, y que nunca había visitado la ciudad, a pesar de lo cual sorprendió al jurado por «la sencillez plasmada en sus dibujos sencillos que llegaban a ser esquemáticos. Sin embargo estamos convencidos de que representan un nuevo concepto de teatro que es capaz de convertirse en uno de los edificios más extraordinarios del mundo».

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lugar sagrado para los aborígenes y los melómanos
La Ópera de Sídney fue construida sobre lo que siglos atrás había un sitio sagrado para la nación aborígen Eora. Entonces, el lugar se llamaba Tubowgule, que significa «donde las aguas del conocimiento se encuentran», y allí había una popular fuente, ubicada en el Bennelong Point, una posición más que estratégica sobre esta bahía donde en 1791 ya se celebró el primer 'concierto' de la ciudad, protagonizado por 24 aborígenes. Dos siglos después, en 1973, la va ceremonia inaugural del edificio contó con fuegos artificiales y una representación de la Sinfonía Nº 9 de Beethoven, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Sydney bajo la dirección de Willem van Otterloo, el Sydney Philarmonia Choir y el Sydney Philarmonía Motet Choor, interpretando Jubugalee (de John Antil). Sin embargo, la Ópera de Sídney ya fue escenario de un concierto años antes de ser finalizada: lo ofreció en 1960 Paul Robeson cuando cantó por sorpresa Ol 'Man River a los trabajadores, mientras descansaban ara el almuerzo. A lo lardo de los años, más de 10.000 obreros participaron en la construcción.

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LAS GALERAS DEL EDIFICIO
Este fin de semana de celebración se proponen visitas guiadas y gratuitas por el edificio, tanto por las salas habitualmente abiertas al público como otras cerradas. El edificio, que se estructura bajo una serie de cascos marinos, alberga seis auditorios con una capacidad para más de 5.000 personas cómodamente sentadas. El principal es el Concert Huse, con aforo de 2.679 asientos; el Joan Sutherland Theatre, para 1.547; el Dram Theatre, de 544 plazas; la Sala de Música, para 398 espectadores; y el Studio Theatre, para 365. Se dice que el arquitecto se inspiró para el proyecto en los gajos de una naranja que estaba pelando; otros hablamn de caracoles, hojas de palma, templos mayas... Además hay más de 1.000 estancias (para ensayos, grabación, camerinos, biblioteca y archivos, bares y restaurantes con terraza...).
La visita guiada describe la historia y algunas curiosidades. Por ejemplo que el vidrio utilizado tiene una fórmula exclusiva y proviene de Francia, hecho a medida, y que se utilizaron más de 350 km de cable de acero, al distancia entre Madrid y Murcia. En realidad está formado por tres recintos que dan la impresión de ser uno solo. El conjunto, que se asienta sobre 5.798 hectáreas de terreno, mide 187 m de largo y 115 m de ancho, más grande que un campo de fútbol. Entre sus artilugios cuenta con el instrumento mécanico más grande del mundo: un gran órgano que tardó más de 10 años en fabricarse y tiene 10.154 tubos.

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ESCUCHAR ÓPERA FRENTE AL MAR
Sídney, la capital de Nueva Gales del Sur y una de las ciudades más grandes de Australia, conocida como Harbour City o Ciudad de la Bahía, es famosa por su Casa de la Ópera junto al mar. Desde que los primeros colonos desembarcaran en este rincón de la isla-continente el año 1788, en lo que se conoce como The Rocks hasta hoy, la ciudad no ha dejado de aprovechar su privilegiado emplazamiento. El perfil marino determina la orientación de los barrios, el diseño de los edificios, el carácter cosmopolita de sus habitantes y por su puesto sus propuestas culturales, encabezadas con la ópera, una vista imprescindible, con sus «velas» desplegadas para escuchar y ver arte frente al mar.