
El valle de Hecho, uno de los pasos pirenaicos más antiguos, ya tenía el calificativo de Summo Pyrenneo en época romana, cuando se abrió la calzada que lo recorría desde la frontera francesa. En el siglo XI, aquí se gestó el antiguo Reino de Aragón a partir de los condados asentados junto al río Aragón Subordán, en cuya cabecera –final de esta ruta– se preserva un legado megalítico que confirma el trasiego de pastores desde tiempos remotos.
El pueblo de Hecho es la mejor base para iniciar la exploración del valle, ya sea a través de actividades como el barranquismo o con tranquilas rutas a pie que discurren entre bosques de hayas, prados alpinos y murallones de roca. La aproximación por la carretera rural que remonta el valle encuentra en el paso llamado Boca del Infierno el primer tesoro natural del viaje: la grandiosa garganta que ha excavado el río Aragón Subordán, en la que se guardan restos de la calzada romana que discurre entre las entalladuras.
La Selva de Oza
Siguiendo la vía que sobrevuela el cañón, como hacían en la Edad Media los peregrinos jacobeos, se llega al otro lado del desfiladero. Desde ese lugar se contempla el valle abriéndose progresivamente, con las frondosas masas de hayas, pinos y abetos de la Selva de Oza (1.150 m) cubriendo el horizonte; este bosque ofrece un buen número de rutas senderistas.
Por encima del espesor, el monte del Castillo de Acher (2.390 m) se erige mostrándose como una fortaleza de piedra calcárea. Tras Oza, y para recuperar la amplitud de este valle salpicado de bordas, basta seguir la carretera que al poco se transforma en pista forestal y finalizar la excursión en el Plan de Guarrinza (1.250 m), una extensa pradera por la que serpentean las aguas jóvenes del Aragón Subordán.

Caminos de agua
Al norte de esta pradera surge una confluencia de torrentes que son el eje de diversos itinerarios. La ruta central, por ejemplo, discurre por un camino de fuertes pendientes que pasa junto a la cabaña de pastores Solana de Buxe (1.460 m), en la actualidad un refugio de montaña. El empedrado por el que se camina señala que volvemos a pisar la milenaria calzada romana que llega desde el Puerto del Palo (1.950 m). Este collado, frontera natural y legendaria entre España y Francia, suele quedar sumido durante jornadas bajo las nieblas de influencia atlántica.
Sin tener que llegar al histórico paso fronterizo, desde la citada cabaña parte un sendero que, a través de laderas herbosas, conduce a otro atractivo de la zona: el ibón de Acherito (1.875 m). Este idílico lago pirenaico está encajado dentro de un circo de origen glaciar, flanqueado por una corona de cimas escarpadas. El esfuerzo de la excursión queda compensado con el panorama más amplio del valle de Hecho.
Las aguas tuertas
De regreso al Plan de Guarrinza, hay que seguir la pista de tierra hacia el paraje de Aguas Tuertas (1.650 m), que completará la exploración de la parte más elevada del valle. La marcha, de mayor longitud, pero más suave, presenta unos pocos repechos y encuentra de vez en cuando las marcas del sendero transpirenaico GR-11. La recompensa es descubrir el llano donde las aguas que más adelante dan vida al río Aragón Subordán en la sierra Bernera (2.450 m) se abren paso dibujando múltiples meandros.
Tanta belleza explicaría la presencia del hombre en la zona, de la que dan fe pequeños dólmenes megalíticos que, perfectamente alineados, guardan un claro sentido mágico, religioso y astronómico. Una demostración de la vinculación a la naturaleza que ya tenían los habitantes del valle de Hecho unos cinco milenios atrás.
PARA SABER MÁS
Cómo llegar: En Huesca tomar la carretera A-132 hasta enlazar, a la altura de Murillo de Gállego, con la A-176 que lleva hasta el pueblo de Hecho. En total, 95 km de ruta. Información Turística de Aragón: Tel. 902 477 000.