Tras el cierre de los astilleros en 1987 provocando una gran crisis y la llegada del joven alcalde Jean-Marc Ayrault en 1989, Nantes resurgió a partir de nuevos proyectos urbanos de vanguardia. No solo recuperó zonas industriales reconvirtiéndolas en espacios culturales, ha dado un paso más allá innovando. Ser una de las ciudades portuarias más importantes de Europa, con un pasado corsario, más tarde negrero, y finalmente la llegada de productos exóticos de todo el mundo, la ha convertido en una ciudad visionaria e imaginativa. Julio Verne, el gran novelista de aventuras e hijo natal de Nantes, posiblemente desarrolló también estás cualidades gracias a las historias de su maestra de escuela, esposa de marino, y las vistas del muelle desde su ventana. Sea como fuere, Nantes es una ciudad perfecta para un fin de semana con muchos atractivos que vale la pena descubrir. Del 7 al 1, estos son sus imprescindibles.