Escapada a Irlanda

Viaje de Cork al Anillo de Kerry

El sudoeste de Irlanda reúne penínsulas rocosas, restos arqueológicos y pueblos de cultura gaélica

Península de Beara

En las montañas de Kerry la diosa madre Anu esculpió sus pechos; en sus remotas islas, la diosa Duinech pasó por siete periodos de juventud; y Hag de Beara, la más primitiva de las diosas, dejó impronta en sus monumentos megalíticos. La región sudoeste de Irlanda, indómita y misteriosa como las leyendas celtas, reúne penínsulas rocosas, campos amables, restos arqueológicos, playas desiertas y pueblos donde se habla gaélico y suena la música celta. El recorrido que mejor hilvana este territorio parte de la animada ciudad de Cork, capital del condado del mismo nombre, y sigue el litoral hasta la localidad de Dingle, en el condado de Kerry.

Cork, del gaélico corcaigh o marisma, está situada en las faldas del río Lee. El río fluye en dos canales atravesados por puentes alrededor de una isla central, donde se encuentra el núcleo de la ciudad. Con 140.000 habitantes y una destacada universidad de estilo Oxbridge (por Cambridge y Oxford), Cork es la segunda localidad en importancia del país. Su historia de luchas fervientes a favor de la independencia de Irlanda, lograda en 1949, fue el origen de su fama como enclave rebelde.

El mercado de Cork

Hoy en día Cork es una ciudad moderna y cargada de energía, como se percibe en la animada zona peatonal y llena de cafés del antiguo barrio hugonote, situada al norte de la calle principal, St. Patrick’s Street. Tras las fachadas de esta última, el cuidado mercado inglés muestra un amplio surtido de mariscos y pescados frescos, productos de la huerta y drisheen, un tipo de morcilla local. Este sector constituye un ejemplo contemporáneo de la tradición mercantil de Cork, que siempre ha gozado de importantes conexiones marítimas a través del puerto de Cobh, emplazado 24 kilómetros al sudoeste.

Cobh es una ciudad de casas tradicionales dominadas por la presencia de la catedral de St. Colman. Cuenta con el segundo puerto natural más grande del mundo, de donde han zarpado grandes buques como el Sirius, primer barco a vapor que cruzó el Atlántico en 1838, y el Titanic, cuyo centenario se conmemora a lo largo de 2012. También fue el puerto de salida de los millones de irlandeses que a finales del siglo XIX emigraron a América y Australia. El museo Queenstown Project, en la antigua estación de tren, rinde homenaje a aquella diáspora causada por la «crisis de la patata».

Kinsale surge tras conducir 29 kilómetros hacia el sudoeste por la R600. Es una localidad atractiva y vital, abierta a la bahía y al puerto recogido en el estuario del río Bandon. Su ubicación privilegiada ofrece múltiples posibilidades de ocio al aire libre como pesca en alta mar, vela y golf. Se trata, además, de un lugar señalado por la historia pues aquí se libró la conocida batalla de Kinsale, que supuso la derrota de las armadas irlandesa y española ante los británicos en 1601, fecha en que la Irlanda anglófona se impuso frente a la gaélica. Algunos objetos curiosos de aquella batalla, junto a datos completos sobre la vida portuaria de la ciudad a través de los siglos, se exponen en el Museo Regional de Kinsale, que ocupa un edificio de estilo holandés.

Es recomendable la bonita caminatade 45 minutos por Scilly Walk, que discurre alrededor de la bahía hasta llegar a Charles Fort, un fuerte erigido en el siglo XVII con forma de estrella. La cercana playa de Garretstown –distinguida con la bandera azul por su calidad ambiental– es una tentación para quien le apetezca zambullirse y nadar en aguas atlánticas.

Aproximadamente a una hora de coche, un trayecto sinuoso pero de gran belleza paisajística circunda la bahía de Courtmacsherry hasta Timoleague. El nombre proviene del gaélico Tigh Mologa o Casa de Molaga, pues santa Molaga fundó en el siglo VI el primer monasterio de la localidad. En el mismo lugar, dominando el estuario, la orden franciscana construyó en 1240 una bella abadía cuyos restos, un claustro bastante completo y un jardín exterior, están abiertos al público todo el año. Durante el invierno celta –desde mediados de octubre–, sus recovecos sirven de hogar a las aves migratorias procedentes de los países nórdicos.

Las ostras de bantry

A 50 kilómetros de Timoleague, Bantry aparece maravillosamente rodeada por las montañas Caha. Esta población ofrece una de las vistas más espectaculares del mundo sobre una bahía, origen de las famosas ostras que enriquecen los menús de la región. Azotada por la hambruna en 1847 y destino de dos invasiones francesas, la ciudad se puede contemplar desde lo alto de Bantry House, una señorial mansión del siglo XVIII. Media hora en coche la separa de los coloridos jardines de Glengarriff (Ilnacullin Gardens y Bamboo Park) que, repletos de camelias, magnolias, rododendros, palmeras y bambú, hicieron las delicias del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), un asiduo visitante.

Glengarriff es el origen de las rutas a pie y en bicicleta por la península de Beara que, poco transitadas, requieren destreza y cierta preparación física, además de mapas y equipo adecuado. La recompensa es un paisaje sublime de valles verdes, tersos, ilustrados por aulagas amarillas y montañas populares entre escaladores y senderistas, como Sugarloaf Mountain (575 m) y Hungry Hill (686 m). En el extremo oeste de la península, junto a la bahía de Ballydonegan, un teleférico de 1970 transporta animales y personas a la diminuta isla de Dursey, desafiando los rigores del viento atlántico.

Hay que conducir solo media hora hasta llegar a Kenmare, en el condado de Kerry. Reconocida por su cerámica y sus chalecos de lana tejidos a mano y por ofrecer la posibilidad de avistar focas en su entorno, Kenmare es un buen comienzo para aventurarse en el Anillo de Kerry. Los 180 kilómetros de carretera estrecha que componen el Anillo circundan la fascinante península de Iveragh. A partir del uno de febrero, inicio de la primavera celta, el trayecto se adorna con multitud de fucsias brillantes que median entre los campos de maíz y la línea de costa.

La tradición celta aparece a lo largo del camino, como los restos del antiguo alfabeto irlandés de las Ogham Stones, piedras arcaicas cuyo nombre proviene de Ogma, dios celta de la elocuencia. Hay una al borde de la carretera hacia Derrynane House, la casa de Daniel O’Connell, el héroe irlandés que ganó la emancipación católica en 1829 pensando que «ningún cambio político merece derramar una sola gota de sangre».

A pocos minutos se alcanza la bahía de Balliskelligs y la localidad veraniega de Waterville, con su inmensa playa,favorita del actor Charles Chaplin. Aquí se puede alquilar un barco para llegar a las abruptas islas Skellig. La pequeña Skellig, con una colonia de alcatraces, es reserva de la naturaleza; la grande, Skellig Michael, contiene los restos de uno de los primeros monasterios del país (siglos VI-XII), del que se conservan los dormitorios en forma de colmena, el pozo sagrado,cruces de piedra y cisternas para recoger el agua de lluvia.

La feria de Puck

El Anillo de Kerry continúa al norte de la península para atravesar una zona lacustre y salvaje, donde se dice que cazaba el mítico guerrero Fionn MacCool, y visitar Killorglin, célebre por su feria de ganado en agosto, la Puck Parade, que incorpora vestigios de un ritual posiblemente derivado del culto al dios celta Lug, por el que se venera a una cabra salvaje.

Unos 20 kilómetros separan Killorglin del Parque Nacional de Killarney. Sus 4.450 hectáreas reúnen el mayor bosque de robles del país y la única reserva de ciervo rojo nativo. Un cuarto de su superficie la ocupan tres lagos, enmarcados por la cordillera Macgillycuddy, donde abunda el cormorán, la trucha y el salmón. Al borde del lago inferior, Lough Leane o lago del Aprendizaje, se encuentra Ross Castle, una torre del siglo XV.Enelpequeñoembarcaderosituado a su lado se puede alquilar una barca para dar un paseo hasta la isla de Innisfallen. Además de preciosas colinas y bosques, esta isla contiene las ruinas de una abadía del año 600 donde se escribieron Los Anales de Innisfallen, crónica de la historia de Irlanda y del mundo escrita entre el siglo X y el XIII en gaélico y en latín; se conserva en la biblioteca Bodleian de Oxford.

Un cuarto de hora más tarde, es imprescindible detener el coche y andar 200 metros hasta la cascada de Torc. Con los tibios rayos de sol, el bosque rico en helechos y musgo reverbera en insólitas tonalidades de verde esmeralda. Para quienes prefieran seguir la ruta a pie, unas escaleras al borde de la cascada permiten conectar con el antiguo camino de Kenmare. También resulta asombroso introducirse en el Gap of Dunloe, un cañón de 13 kilómetros de longitud, enmarcado por las montañas Purple y Tomies; se puede atravesar lentamente, disfrutando de cada destello de la tarde, en bicicleta o con el clásico carromato con poni.

Destino turístico ya en el siglo XVIII, el entorno de Killarney ha servido de inspiración a poetas, escritores, pintores y músicos atraídos por la luz y la combinación de bosques, lagos y montañas que lo rodean. Además de cautivar al poeta romántico Percy Bisshe Shelley, que escribió aquí parte de La reina Mab (1813), Killarney ha congregado a grandes poetas de Kerry como Pierce Ferriter y Geoffrey O’Donoghue, cuya memoria se honra en un monumento frente al monasterio franciscano de la ciudad. El paseo por las calles alrededor de Main Street transporta a la época victoriana, mientras que los guías de los coches de caballos (jaunting cars) durante sus rutas hasta los lagos dan larga cuenta de la visita que realizó la reina Victoria y de otros episodios locales.

El viaje culmina en la península de Dingle, la más nórdica del condado de Kerry. Se trata de un Gaeltacht, área protegida por el gobierno donde la lengua de uso es el gaélico –es buena idea contar con un mapa bilingüe–. Acantilados, playas solitarias y muretes de piedra que delimitan campos y vestigios celtas componen el sugestivo paisaje de esta península. La localidad pesquera de Dingle cuenta con numerosas librerías, cafés literarios y pubs donde se escucha música tradicional irlandesa. Algún pescador mirará hacia el Atlántico y hablará de Tír na nÓg, la isla mítica al sudoeste de Irlanda donde nadie envejece y donde todos los deseos se hacen realidad.

A tener en cuenta

Documentación: dni o pasaporte.

Idioma: inglés.

Moneda: euro.

Diferencia horaria: 1 hora menos.

Cómo llegar y moverse: Existen vuelos regulares y de bajo coste hasta Dublín y Cork desde varias ciudades españolas. El coche y la autocaravana son el medio más práctico para viajar por

libre. Se conduce por la izquierda. Web de alquiler de coches

La alternativa es la red de autobús que comunica las poblaciones. De los tres abonos de transporte, el más completo es el IrishExplorer, que permite viajar en autobús y tren.

El ferry que lleva a las islas Blasket, situadas frente a la península de Dingle, tarda 40 minutos.

Visita a mansiones:

Bantry House acoge obras de teatro y ciclos musicales.

La victoriana Muckross House destaca por sus jardines.

Más información:

Descubre Irlanda

Libro recomendado: Irlanda. Descubrir. 25 rutas en coche.El País Aguilar, 2012.