No hay margen de error a la hora de reconocer una obra de Fernando Botero. El maestro, como se le llama cariñosamente en Colombia, es dueño de un estilo personal que lo sitúa entre los artistas vivos más importantes del arte contemporáneo. ¿Quién no ha visto un gordo o gorda de Botero? Sin embargo, él no lo reconoce así: “No he pintado una gorda en mi vida”, ha exclamado en repetidas ocasiones. Él prefiere explicar su obra como una búsqueda de la sensualidad a través del volumen, una búsqueda compartida con todo el mundo: hay esculturas suyas repartidas por todo el mundo, muchas donadas a las ciudades donde alguna exposición le llevó antes. Con Botero, el mundo es más sensual.