
El rosa y su amplia gama cromática -pastel, fucsia, frambuesa, coral, malva- son los protagonistas de la nueva exposición temporal del Museo del Traje de Madrid: La vie en rose. A través de esta exposición, la institución quiere profundizar en los aspectos técnicos y simbólicos asociados al uso del rosa en la moda y en la cultura occidental en general. En definitiva, pone la mirada en la historia del color rosa y en sus usos en la ropa.
En realidad, La vie en rose hace un recorrido a lo largo de la historia de la Humanidad a través del color rosa. En la muestra, gracias a este color se diferencian entre periodos artísticos y épocas pero también se señalan los significados que el rosa ha ido adquiriendo con el paso de los años. Así, la exposición incluye prendas de ropa desde siglo XVIII hasta nuestros días, pero también otros objetos más antiguos como útiles de cocina de la época helenística o carteles publicitarios de mediados del siglo XX. En todos ellos, el rosa y sus diferentes tonalidades son los protagonistas.
Historia del rosa en el mundo de la moda
Siguiendo el tiempo como hilo conductor de La vie en rose comienza con vasijas y otros elementos de la Antigüedad y la Edad Media, cuando el rosa se conseguía a través de la mezcla del rojo -obtenido de insectos como el kermes o la chinchilla o a través de la raíz de la rubia- y el blanco. Este proceso era muy costoso por lo que fue considerado un color lujoso y, por tanto, demandado por la nobleza. Muy utilizado en el arte como símbolo divino, es el color de la encarnación de Cristo, de su nacimiento y resurrección.
Ya en los siglos XVIII y XIX, los colores se comenzaron a obtener a través de los minerales y en la moda y en el arte llega el Rococó donde el rosa son los altos estamentos sociales, sin diferencia de sexos ni edad, quien más lo demanda. La reina María Antonieta o la marquesa Madame de Pompadour sentían debilidad por el rosa y con ellas, toda su corte. Tanto fue así, que en la fábrica de Sèvres se elaboró el “rosa Pompadour”, en honor a Madame de Pompadour.
Con el fin del Rococó y la llegada del Neoclasicismo y la Revolución Francesa, el rosa pálido del Rococó deja paso a los colores brillantes, muy influenciados por los descubrimientos de Pompeya y Herculano, donde era habitual utilizar el rojo en los frescos que adornaban las casas. En esta época, el clero también viste de rosa durante las liturgias, pues no se diferenciaba la indumentaria civil de la religiosa y era símbolo de poder.
Es a partir de mediados del siglo XIX, con el auge del hombre burgués cuando éste comienza a rechazar el color en su vestimenta, que lo reduce a su uso en los chalecos o corbatas. Aunque el rosa no es aún un color asociado estrictamente a lo femenino, son la mujer y los niños quien principalmente lo utilizan, asociando al color una connotación de sumisión. Llama la atención que es en esta época cuando los toreros incluyen este color en su indumentaria, aunque en este caso la connotaciones están asociadas a la buena suerte, clase y nobleza.
Es a finales del siglo XIX y durante el siglo XX cuando aparecen los tintes químicos y el rosa deja de ser un color definitivamente utilizado por los hombres, pues en esta época existe una renuncia al color y un desinterés por la moda por parte masculina. Es cuando el rosa se comienza a asociar con la mujer y en oposición al arquetipo masculino. También se asocia a la lujuria, al exceso y al mal gusto, en función del tono elegido. Llama la atención que a la vez que el régimen nazi utiliza estrellas rosas para marcar la homosexualidad, adquiriendo el color connotaciones claramente negativas, Elsa Schiaparelli llevaba a la moda el “shocking pink”, con el que comienza la historia del rosa como color provocador.
Con el paso del tiempo, estas connotaciones se diluyen y a mediados del siglo XX los grandes diseñadores de alta costura como Dior, Balenciaga, Fath o Balmain comienzan a utilizarlo en sus trabajos y el color comienza a asociarse comercialmente con la mujer, especialmente en productos de belleza. En la actualidad, el rosa se ha reinventado y popularizado. Considerado un color subversivo, fue el color del punk y de iconos del pop como David Bowie, así como de la cultura urbana.
Ejemplos de todas estas épocas es los que se podrá ver en La vie en rose del 16 de noviembre al 3 de marzo de 2019 en el Museo del Traje de Madrid. Las piezas expuestas pertenecen al propio Museo del Traje y otras instituciones que han cedido algunas de las piezas: Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo Arqueológico Nacional y otras colecciones privadas como la de Antoni de Montpalau. La entrada es libre hasta completar aforo.