Hay que conocer la historia de Basilea para poder exprimir la ciudad al máximo: cómo el terremoto del año 1356 marcó un antes y un después o cómo la Reforma generó la tejeduría y el tintado de la seda, que asentó las bases de las actuales empresas farmacéuticas y químicas. Hoy, los edificios modernos donde se emplazan y que parecen querer alcanzar el cielo, se entremezclan con una catedral que custodia el Rin desde las alturas.