La escarpada costa norte irlandesa ofrece muchos atractivos por descubrir: las ruinas del castillo de Dunluce, la playa de Whiterocks o el puente de Carrick-a-Rede. Pero hay una que destaca de manera especial. Hace 60 millones de años, la costa de Antrim, en Irlanda del Norte, experimentó una intensa actividad volcánica. Varias capas de lava se fueron acumulando una sobre otra creando una base estratificada que, con el posterior enfriamiento de las capas superiores, empezó a contraerse por dentro. Fue esta contracción la responsable de que la tierra se cuarteara en bloques verticales de forma hexagonal, otorgando al paisaje un aspecto único en el mundo. Esta es la explicación científica del monumento natural de Giant's Causeway, aunque existen otras versiones más románticas y legendarias. La erosión del mar terminó de moldear las rocas oscuras que hoy tantos visitantes se acercan a conocer y que están protegidas bajo la denominación de Patrimonio de la Humanidad. Una auténtica maravilla de la geología.