El clásico paisaje escocés donde la bruma flota indolente sobre un lago en calma rodeado por un valle tapizado por un manto de color verde intenso no sería lo mismo sin un elemento más: el castillo. Una impertérrita fortaleza medieval que yace a orillas del agua y resiste como testigo inmemorial al paso del tiempo completa una postal que ha quedado irremediablemente asociada a Escocia. No en vano, a lo largo y ancho de sus fronteras están documentados alrededor de nada menos que 3.000 castillos. Estas fortificaciones se han convertido en un símbolo indisociable del paisaje que no solo lo completan a nivel estético sino que también son parte de la historia del país. Resulta casi imposible hacer una selección de los mejores, pero quizás estos diez son algunos de los más representativos.