
Francia posee 55 bienes culturales y naturales inscritos en el listado de la Unesco, seis de ellos transfronterizos. Los primeros, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1979, fueron la Basílica y colina de Vézelay, el valle del Vézère, la Catedral de Chartres, el Monte Saint Michel y su bahía y el palacio y parque de Versalles. Desde entonces, el país no ha dejado de acumular más bienes, entre los que se encuentran ciudades enteras que actúan como símbolos y emblemas de su apego a la propiedad colectiva, así como de la transmisión de ese patrimonio a las generaciones futuras. Estas son siete de las mayores urbes francesas inscritas en el listado.