Hay que remontarse al siglo XVI para comprender la importancia y la posterior decadencia de las iglesias y abadías que hoy proponen un histórico y sobrecogedor recorrido por el Reino Unido entre ruinas rodeadas de espectaculares paisajes. Por aquel entonces, el rey Enrique VIII decidió cortar radicalmente con Roma y fundar la iglesia anglicana, confiscando todas las iglesias y abandonándolas a su suerte. Hoy, estos esqueletos de piedra sin puertas ni ventanas trazan un recorrido por la historia y la religión del país, convirtiendo Gran Bretaña en un destino interesante tanto para los amantes de la arqueología y la historia medieval como para aquellos que buscan lugares surrealistas.
Son muchas las abadías e iglesias que permanecen en diferentes estados de conservación, entre las que destacan Whitby, Rievaulx, Fountains y Abbotsbury en Inglaterra, Tintern en Gales y Melrose y la catedral de Saint Andrews en Escocia.