Con más de 1.700 km de costa, Portugal se yergue como un absoluto paraíso playero bañado por las aguas del océano Atlántico. Un viaje a lo largo de su perfil occidental y meridional descubre un sinfín de rincones entre los que se encuentran pequeñas villas marineras que son lugares de descanso ideales mientras se sigue en busca de la playa más bella. Un objetivo nada fácil, pues la oferta es amplísima y reúne arenales de todos los tipos: rocosos, de arena fina, diminutas calitas, playas isleñas o surferas y, cómo no, los de paisajes más impactantes y salvajes.