Los kilómetros de litoral que ofrece el país galo son infinitos, pero es en sus costas más meridionales donde las temperaturas se mantienen más templadas y el clima es más benevolente durante gran parte del año. Por ello, las playas del sur de Francia son uno de los grandes destinos del verano, con el atractivo añadido de que estos arenales están repartidos entre dos mares, el Cantábrico y el Mediterráneo. Al oeste, las playas de Aquitania y del País Vasco francés son largas y anchas, tan ideales para disfrutar en familia como para practicar deportes acuáticos cuando el viento agita el oleaje. Y por otro lado, en el litoral más abrupto del este sopla la brisa glamurosa de la Costa Azul y de sus villas encaramadas a los acantilados, pero también de playas vírgenes y salvajes.