Carlos IV puso la primera piedra del puente con más historia de Praga el día 9 de julio de 1357 a las 5:31, un instante exacto que no fue escogido en vano ya que la suma de todas sus cifras forman una secuencia capicúa con el 9 en la cumbre. Después de 45 años se culminó como la única vía de comunicación entre ambos lados de la urbe checa: la Ciudad Vieja (Staré Město) y la Ciudad Pequeña (Malá Strana). Aparte de las torres que se encuentran a un extremo y al otro, entre las que destacan la Torre de la Ciudad Vieja como uno de los mejores ejemplos del gótico de Europa, se pueden visitar las 30 copias de las estatuas originales, que en la actualidad se encuentran en el Museo Nacional de Praga y en Vyšehrad.