
Ya sea por su origen en época del Imperio romano o por convertirse en museos barrocos al aire libre, hay algo en las plazas de Roma que las convierte en coordenadas imprescindibles de todo viaje a la Ciudad Eterna. En estas, la vida transcurre alrededor de fuentes barrocas y queda arropada por conjuntos monumentales. Ejemplo de ello es la Plaza Navona, que alberga las fuentes de Neptuno y de los Cuatro Ríos, ambas de Bernini, junto a la iglesia de Sant'Agnese in Agone y el Palazzo Pamphil. Pero su historia va mucho más allá, ya que fue el Stadium de Domiciano en la Antigua Roma, donde se celebraban competiciones deportivas y combates de gladiadores.
La ruta por las fuentes imprescindibles de Roma continúa por la impresionante Plaza de España, que se extiende bajo la iglesia Trinità dei Monti y su escalinata. Otra fuente, la de la Barcaza, también de Bernini, es la protagonista. Mucho más grande, la fontana di Trevi atrapa todas las miradas de quienes se dirigen a la plaza de Trevi, que recibe su nombre en referencia a las tres calles que confluyen en la plaza o a la triple salida de agua de la fuente original.
Otro de los puntos más emblemáticos de Roma es San Pedro del Vaticano, con una espectacular plaza elíptica rodeada por 284 columnas. El arte de la Roma barroca aflora por todos los rincones de este espectacular espacio. Por su parte, la plaza del Capitolio, diseñada por Miguel Ángel, alberga una estatua ecuestre de Marco Aurelio, los museos Capitolinos y el Ayuntamiento, mientras que la del Popolo destaca por sus iglesias gemelas y por el obelisco Flaminio, traído de Egipto, que se encontraba en el Circo Máximo.