Puesto que uno podría pasar más de una semana de viaje y todavía habría ciertas cosas que descartar, planear un viaje a Roma sabiendo que solo se cuenta con tres días puede parecer imposible. Sin embargo, para captar la esencia de esta gran ciudad hay varias rutas que nos permiten descubrir el carácter romano y a su vez conocer los monumentos y rincones más emblemáticos con una visita breve pero intensa.
Una opción es dedicar un día a cada una de las propuestas siguientes, o bien se puede optar por intercalar las diferentes paradas en una misma jornada de visitas.
Ruta 1. En primer lugar es indispensable no perderse desde los tesoros romanos a las joyas renacentistas y barrocas. Este es un itinerario perfecto para los amantes del arte y la historia, para aquellos que prefieren conocer un lugar a través de su pasado y de las huellas que este dejó en el territorio. Algunos de los monumentos más célebres son la basílica de Santa Maria Maggiore, la iglesia de San Pietro in Vincoli, el Museo Capitolino, el Foro y el Coliseo.
Ruta 2. De siempre se ha dicho, y es cierto, quelas plazas resumen la vida de ayer y de hoy en Roma. La plaza Trevi, del Gesù, de la Rotonda (o del Panteón), Campo de’Fiori, Navona y di Spagna constituyen los mejores ejemplos. Callejar de plaza en plaza es una de las mejores maneras de acercarse al modo de vida romano, detenerse a degustar un expresso italiano, un delicioso helado o un pasta fresca en alguno de los restaurantes que se encuentran en cada esquina. Es ideal completar esta visita con los jardines de Villa Borghese.
Ruta 3.La otra orilla del Tíber reserva múltiples sorpresas: cruzar el río caminando y descubrir qué nos depara la Roma de más allá de los márgenes del Tíber sorprenderá gratamente a muchos de los visitantes. Algunas de sus joyas son Castello de Sant’Angelo, Villa del Vascello, monasterio de San Pietro in Montorio, el Trastevere, iglesia de San Francesco a Ripa. Y para acabar: Bocca della Verità, Via Appia y catacumbas.