Una pequeña urbe que se ha creado sobre un amalgama de tres religiones
Las grandes paradas de un recorrido histórico por la ciudad se encuentran en su mayor parte dentro de las murallas de la Ciudad Vieja.
, cuyos latidos todavía parecen oírse en cada una de las piedras que pisamos.
Actualmente, la ciudad se ha ido modernizando, pero el peso de un pasado del que parece complicado pasar página sigue empeñado en seguir conviviendo con las transformaciones de los tiempos modernos, y convulsos.
Muchos de los visitantes acuden a esta mítica ciudad con la intención de saciar una vocación peregrina, pues Jerusalén, y más concretamente la Ciudad Vieja, alberga los lugares más sagrados del Islam, el Judaísmo y el Cristianismo.
El legado histórico que guardan los muros de esta ciudad ha sido reconocido por la Unesco, que ha declarado Patrimonio de la Humanidad la Ciudad Vieja y sus murallas. Además, otros grandes monumentos como la Cúpula de la roca, del siglo VII, el Muro de las lamentaciones o la basílica donde de halla el sepulcro de Cristo hacen de esta ruta histórica un destino imprescindible.
Y para terminar, en la cima del Monte de los olivos, fuera del barrio antiguo, ofrece la mejor panorámica de una ciudad y el espacio ideal para poner en orden las ideas después de unas visitas tan intensas.