Zamora es una villa rebosante de arte románico. En un país con un legado de ese estilo artístico excepcional por el número de monumentos y por su conservación, la reposada ciudad castellana ocupa un lugar destacado. Nacida a orillas del Duero en un territorio inexpugnable, Zamora conserva una veintena de templos construidos en los albores del siglo XII, fruto de su apogeo durante la Edad Media y de la expansión peregrina del Camino de Santiago, vector de entrada de un «novedoso» estilo nacido en el corazón de Francia y que rápidamente proliferó en aquel Reino de Castilla y León. Sorprende imaginar el trasiego que se debía vivir en sus calles, cuando en aquel enclave medieval se erigían a la vez una docena de iglesias, con maestros artesanos, albañiles, canteros... y otros oficios complementarios llegados en aquellos años de efervescencia artística. Zamora invita hoy a seguir la Ruta del Románico por su núcleo antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico.