Jaén

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Jaén

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El significado de Jaén...

El topónimo de Jaén proviene del latín Gaius, que hacía referencia a la villa de Gaius, un antiguo jurista romano del siglo II d. C. Se cree que los árabes lo deformaron hasta Gaien, traducido como Yaiyan. Sin embargo, otras hipótesis apuntan que no sería resultado de una mala interpretación sino que provendría de la palabra hebrea Dayan, que significa «juez», que más tarde se traduciría como Yayyan o Djayyan.

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Úbeda

Al ser cruce de caminos entre el centro de la Península y Andalucía, las principales civilizaciones dejaron su huella en la ciudad. Pero, sobre todo, tiene fama de ser uno de los conjuntos renacentistas más fabulosos de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad en julio de 2003. Para admirarlo, basta con acercarse hasta la Plaza Vázquez de Molina, una de las más bellas de España. Allí aguarda un ramillete arquitectónico de lujo: a Sacra Capilla de El Salvador, el Palacio del Deán Ortega, actual Parador de Turismo; el Palacio del Marqués de Mancera; la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, con fachada renacentista y claustro gótico; la Fuente Renacentista, y el Palacio Juan Vázquez de Molina, también llamado Palacio de la Cadenas actual sede del Ayuntamiento. Todo ello en un marco geográfico bellísimo que se contempla como un lienzo desde el mirador de la calle de San Lorenzo.

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Conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza

Las pequeñas ciudades de Úbeda y Baeza, de Jaén, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2003 gracias a su arquitectura, donde destaca la religiosa, que fue exportada al resto de España e Iberoamérica durante el Renacimiento. 

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Bélmez de la Moraleda y sus caras

Unas extrañas pigmentaciones en el cemento en forma de rostros hicieron al pequeño pueblo de Bélmez de la Moraleda en el pueblo más famoso de Jaén. Fue en 1971 cuando se hizo publico que en la cocina del número 5 de la calle Real habían aparecido unos extraños rostros en el suelo. Entre los aficionados a lo paranormal a estas imágenes se las conoce como “teleplastias” (algo así como un negativo del más allá). Los vecinos comenzaron a explicar que la aparición de los rostros dependía del estado de ánimo de los habitantes… Parece ser que la mujer estaba encantada con las manchas que aparecían en la cocina, y que, incluso, invitaba a sus vecinas a café para contemplarlas. El que no estaba tan contento con el suceso era su hijo, que acabó raspando el suelo para acabar con las multitudinarias reuniones. Pero volvieron a aparecer, o, al menos, eso decían... Y con el anuncio de las apariciones, llegó la controversia: algunos parapsicólogos dijeron que era el suceso paranormal más importante del S. XX, mientras que otros dijeron que se trataba de un fraude. Pero la repercusión mediática no cejó nunca y más allá de que fuera algo real o una impostura, no hay duda de que la historia podría servir para una peli de terror, o ¿cómo te quedarías sino si en la pared del comedor de tu casa aparece el rostro de algún antepasado tuyo?