Una de las ciudades más antiguas de Europa, Lisboa, tiene una historia que se remonta a hace más de 3.000 años, lo que confiere a la capital portuguesa un rico patrimonio cultural y artístico. Sus casas de color blanco coronadas por tejados rojizos son una estampa distintiva de la fascinante Lisboa. La ciudad, salpicada de preciosos monumentos que rememoran un pasado esplendoroso, está surcada por los famosos tranvías, que se han erigido en un símbolo más de la ciudad y uno de los medios de transporte preferidos para llegar a barrios como el de Belém. En él, el viajero podrá ver el Monasterio de los Jerónimos, una joya arquitectónica ineludible, al igual que la Torre de Belém, un icono inconfundible que rememora la era de los descubrimientos.
De entre los lugares más importantes que no se pueden pasar por alto en Lisboa destacan el Castillo de San Jorge, la catedral de Lisboa y la Plaza del Comercio, con su bella arquitectura de diferentes estilos artísticos. Los barrios lisboetas son también un atractivo irresistible por el dinamismo y la vida que respiran. La Baixa, con las plazas y calles más famosas de la ciudad, es el barrio comercial por excelencia y el mejor lugar para disfrutar de la vibración y la energía de la ciudad. Por otro lado, El Chiado y Barrio Alto representan el espíritu más bohemio y alternativo en los que admirar arte urbano o escuchar un melancólico fado. Lisboa tiene un encanto innegable palpable en muchos de los miradores que ofrecen bellas panorámicas de esta ciudad fascinante.
Además de todos estos atractivos, los alrededores esconden otros tantos. Se pueden hacer numerosas escapadas cerca, como a la maravillosa Sintra o a los magníficos paisajes de costa que se estiran hacia el sur y que pasan por lugares como Setúbal, Azenhas do Mar o el Cabo da Roca, el punto más occidental de la Europa continental. Desde las playas del frondoso Parque da Arrábida hasta los 30 kilómetros de arenales de Caparica, el verano es una bendición en los alrededores de Lisboa.
Sin embargo, no hay que esperar a que haga calor para acercarse a la capital portuguesa y disfrutar de su gran patrimonio cultural. Lisboa en invierno se cubre con una capa de buenos planes y lugares maravillosos que torean las lluvias y el frío ocasionales con numerosos atractivos que se convierten en interesantes resguardos. Desde el legado literario de Fernando Pessoa hasta la belleza del fado pasando por la historia en su Museo Nacional del Azulejo, entre muchos otros, sin olvidar la calidad no solo de sus cafés (y cafeterías) y sus dulces, sino también de sus increíbles restaurantes donde comer un delicioso y reponedor caldo verde o un cerdo a la alentejana. Sin embargo, es casi norma para el visitante no irse sin probar uno de sus muchos platos en los que se utiliza el ingrediente estrella de Portugal: el bacalao en cualquiera de sus decenas de recetas. En definitiva, Lisboa es un buen plan, tanto para personas que viajan solas como para aquellos que busquen un destino barato, con buena comida, grandes monumentos, una interesante historia y un importante legado cultural, todo concentrado en una ciudad amable.
País
Portugal
Moneda
Euro (€)
Idioma oficial
Portugués
Visado
No