París

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París

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París

Fundada por los romanos en el 52 a.C se la nombró por aquel entonces Lutetia Parisiorum. La primera palabra hacía referencia al César, y la segunda al pueblo galo parisii o parisio que vivió durante la época romana a lo largo de las orillas del río Sena. Con el tiempo, la denominación Civitas Parisiorium, que significa 'la ciudad de los Parisii', predominó sobre la anterior, y no fue hasta la edad media que se la empezó a conocer popularmente como París.

Sena

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Sena

Fuente inagotable de inspiración para artistas durante siglos, fue el mismísimo Julio César quien lo bautizó, o al menos, la persona que dejó por escrito su nombre por primera vez. Lo hizo en los Comentarios de la Guerra de las Galias en el siglo I a.C, bajo el topónimo de Sequana. Más tarde, en la época medieval fue derivando a Segana y Segona. Finalmente, el nombre del Sena actual es producto de la castellanización de su forma francesa Seine. Su significado, aunque abierto a discusión, parece ser el de "fluir". 

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Mayo en París

París, una de las ciudades más literarias del mundo, tiene un rostro diferente en cada época del año. Pero son muchos los que coinciden que la primavera da lo mejor de París. El escritor argentino Julio Cortázar, lo opinaba así. Él, un eterno enamorado de la Ciudad de la Luz, amaba la ciudad en primavera. Se podía estar todo el día en la calle y le resultaba complicado encerrarse a leer o a trabajar. Sin duda, los cielos de París en primavera bien valen un viaje.

1889

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1889

Francia quería dar un verdadero golpe de efecto con la Exposición Universal de 1889, fecha emblemática pues coincidía con el centenario de la Revolución Francesa. Para ello se encargó al ingeniero Gustave Eiffel un «símbolo para la ciudad». Las obras empezaron en 1887 y toneladas de hierro y millones de remaches elaboradas y ensambladas por más de 300 obreros que trabajaron durante dos años y cinco meses para levantar este hito en un tiempo récord.

Durante su construcción se utilizaron más de 18,000 piezas de hierro y aproximadamente 2.5 millones de remaches para unir todas las partes. Lo que resulta curioso es que todos estos componentes fueron diseñados y fabricados con una precisión tan excepcional que encajaron perfectamente sin la necesidad de ajustes adicionales en el lugar de construcción.

Gustave Eiffel utilizó técnicas innovadoras para garantizar la precisión en la construcción. Antes de enviar los componentes a la obra, cada pieza fue fabricada con precisión en los talleres utilizando plantillas y guías especiales. Estas plantillas aseguraban que cada elemento de hierro se fabricara exactamente según las especificaciones requeridas.

Cuando las piezas llegaron al sitio de construcción, se ensamblaron utilizando remaches. Los remaches eran calentados y colocados en los agujeros de las piezas de hierro, y luego eran golpeados con martillos neumáticos para fijar las partes. Este método de construcción permitió un montaje rápido y preciso de la estructura de la Torre Eiffel.

Más allá de estas vicisitudes, su construcción no estuvo exenta de polémica. De hecho, numerosos parisinos calificaron esta esbelta estructura «de mal gusto».Los ánimos solo se calmaron con la promesa de que sería demolida tras el evento. Sin embargo, cuando finalizó la Exposición Universal, los 312 metros de su silueta se quedó para siempre a vivir en los Campos de Marte. Pese al descontento inicial, la Torre Eiffel se convirtió en una obra eterna gracias a varios factores como su uso como antena de telecomunicaciones así como de laboratorio para realizar experimentos científicos relacionados con las transmisiones de radio. A ello se le sumó su éxito turístico, ya que rápidamente se convirtió en un ícono de París y se ganó el aprecio y la admiración del público tanto a nivel nacional como internacional. El mito había nacido. 

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El París de Julio Cortázar.

Julio Cortázar llegó a París en 1951. Tenía 37 años y no podía imaginar lo que el destino le depararía como escritor. La ciudad le atrapó para siempre. Le entusiasmaba la catedral de Notre-Dame y solía pasarse horas contemplándola desde diferentes panorámicas. De noche, iluminada, es un espectáculo que todo el mundo debería contemplar al menos una vez en la vida.

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Ambiente en la ribera del Sena

A Julio Cortázar también le encantaba caminar por la orilla izquierda del Sena, parando a mirar en los puestos de los bouquinistes (los vendedores de libros usados).

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El Pont des Arts

"¿Encontraría a La Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti”, así comienza el capítulo uno de Rayuela. El Quai de Conti es un lugar céntrico de París, muy transitado porque cerca está el Pont des Arts, lugar de paso para llegar al Museo del Louvre y mirador excepcional sobre el Sena.

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Galerie Vivienne

Uno de los rincones favoritos de Julio Cortázar era la Galería Vivienne, en la zona de la Place Notre Dame des Victoires. Solía pasearse por esta galería porque según dijo en ella sentía el espíritu de París de 1870.  

Foto: José Alejandro Adamuz

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Tumba de Julio Cortázar

La tumba de Julio Cortázar está en el cementerio Montparnasse. Está enterrado junto a las dos mujeres que le acompañaron en vida, Aurora Bernárdez y Carol Dunlop. En la lápida, una rayuela eterna, siempre hay recuerdos y notas que aún hoy en día le dejan sus lectores. 

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París

Si ya es toda una experiencia visitarla, imagina en otoño. Se nos ocurren un montón de razones para visitar París en otoño: por ejemplo, hay menos gente que en primavera o en verano. Vale que acostumbra a llover; pero, ¿desde cuándo eso es un problema teniendo la ciudad los maravillosos museos que tiene? El Pompidou estrena este otoño una completa exposición sobre el Cubismo que se podrá visitar hasta febrero de 2019. Y si no te gustan los museos, tendrás todos los cafés del mundo a tu alcance. Además, cuando visites alguno de los muchos parques, ya sean los Jardines de Luxemburgo, los del Palacio Real, Tullerías o, por ejemplo, el parque de los Campos de Marte, te parecerá estar paseando por los escenarios de una peli.

Foto: Museo del Louvre

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Museo del Louvre

Con obras dedicadas al impresionismo, a las bellas artes, a la arqueología y a las artes decorativas, sin duda, la obra estrella del Museo del Louvre es la Mona Lisa o Gioconda de Leonardo da Vinci. Su sonrisa ha cautivado durante siglos a visitantes de los cinco continentes y verla en el museo sin cabezas que te tapen la visión es casi tarea imposible. Para disfrutar de este museo sin estorbos, la web del Museo del Louvre ofrece tres tours virtuales -Antigüedades egipcias, Restos del foso del Louvre y Galería de Apolo- a través de los que pasear por sus pasillos y disfrutar del museo desde casa y en soledad.

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París le enferma

En septiembre de 1917 se matricula en un liceo, en París. Pronto descubre la vida bohemia de la gran ciudad. Son los años en los que París era una fiesta. Para el joven, que nunca fue un estudiante muy aplicado, había demasiadas distracciones en el Barrio Latino. Tantas, que por las noches se escapaba del internado a través del alcantarillado hasta que fue descubierto. Pero Saint-Exupéry se sentía mal al no encontrar una verdadera vocación y pasó de disfrutar de la agitada vida cultural a sentir que todo aquello le enfermaba. En Abril de 1921 se incorporó al Segundo Regimiento de Aviación de Estraburgo. Su carrera como aviador profesional comenzaba. Obtuvo con veintiún años su licencia de piloto civil, no sin algún susto. Dicen que su comandante por entonces le espetó: “Usted jamás se matará en la aviación, porque ya lo habría hecho”. Lamentablemente, se equivocó.

Foto: Gtres

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Cementerio de Montmartre, París

Inaugurado en 1825, el también conocido como el Cementerio del Norte es el tercero más grande de París. Su cercanía a la iglesia del Sacré Coeur (Sagrado Corazón) y la abundancia de árboles y vegetación que rodea los nichos lo convierten en un lugar ideal para pasear. Además, una visita a este camposanto ofrece la oportunidad de rendir un pequeño homenaje a alguno de los personajes célebres que tienen en él su sepultura. Gustave Moureau, Emile Zola, Edgar Degas, Alexandre Dumas o Dalida entre muchos otros.

Foto: Gtres

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París

Tal vez la ciudad más literaria del mundo. Todo un clásico de Europa, La Ciudad de La Luz sigue iluminando en tercera posición. Según el ranking "World’s Best Cities" es la ciudad mejor conectada por aeropuerto del mundo. Ello la convierte en un destino perfecto para muchas convenciones y reuniones de trabajo. Por supuesto, sigue siendo destino para aficionados a la gastronomía del mundo y amantes de la cultura más selecta. Sin duda, siempre nos quedará París.

Foto: Oficina de Turismo de París

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Los salones literarios de París

Al final de una callejuela adoquinada, encontramos uno de los museos de París con más encanto: el Museo de la vida romántica. En esta deliciosa casa del pintor Ary Scheffer, construida en  1830, se ha reproducido el ambiente y la filosofía romántica de los salones literarios de la época. La planta baja está dedicada a la escritora George Sand, pseudónimo de la baronesa de Dudevant: encontramos retratos, mobiliario, objetos y joyas de los siglos XVII y XIX. En el primer piso, los cuadros del pintor Ary Scheffer están rodeados por obras de sus contemporáneos.

Foto: Oficina de Turismo de París

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Una de las librerías más famosas del mundo está en París

Esta es una de las librerías más famosas del mundo… A mediados de los 60, el norteamericano George Whitman tomó prestado el nombre de "Shakespeare and Company" a la mítica librera Sylvia Beach para abrir esta librería, en la actual dirección de París (37 Rue de la Bûcherie). La original se encontraba en la Rue de la Bûcherie. Pero de esta ubicación queda solo un rótulo que recuerda que Sylvia Beach alojó a los grandes escritores de los años 20 y que editó el Ulises de James Joyce. Por su parte, la actual "Shakespeare & Company" alojó a grandes poetas de la generación Beat y a otros muchos escritores en su abarrotado interior. Si la visitas, seguro que encontrarás algún recital de poesía y son habituales las presentaciones de libros. Si te entran ganas de tomar un café, han abierto una cafetería muy literaria al lado mismo.

Foto: Turismo de París

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La casa de Victor Hugo

Quién más, quién menos, al pensar en París, seguro que recuerda a Victor Hugo. Poeta, novelista y dramaturgo de una amplísima producción. Obras como Los Miserables, pero especialmente, Nuestra Señora de París, la historia del jorobado de Notre Dame, retrataron una atmósfera muy especial de París. Entre 1832 y 1848, Victor Hugo ocupó un apartamento en el Hôtel de Rohan-Guéménée, en la Place des Vosges, una de las más bellas de la ciudad. Hoy el barrio del Marais es uno de los barrios de París que recogen las últimas tendencias en cultura, arte y moda. La visita a la Casa museo de Victor Hugo nos transportará a la intimidad del genio de la literatura.

Foto: Oficina de Turismo de París

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El barrio más literario de París

En la orilla izquierda del Sena encontramos el barrio más bohemio de París. Su nombre no viene de que en él haya una gran concentración de vecinos de procedencia latina; más bien, se refiere a que en la Edad Media, los habitantes de la zona eran estudiantes que utilizaban el latín para comunicarse. Hay importantes monumentos que visitar; pero, sin duda, a los amantes de la literatura les emocionará pasear por las calles por donde han pasado escritores de todas las épocas, tan importantes como Paul Veraine o Antonio Machado. Aquí vivió James Joyce, en el 71 Rue du Cardinal Lemoine y, Ernest Hemingway, en el 74 de la misma calle. 

Foto: Oficina de Turismo de París

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París, ciudad literaria

Pocas ciudades tan literarias como París. Durante siglos, escritores de todo el mundo han recorrido sus calles y han usado sus cafés como lugares de escritura. De ello da buena fe las rutas literarias del Instituto Cervantes con sede en París: el poeta César Vallejo, el escritor Julio Cortázar, la hondureña Consuelo de Saint Exupéry, Dalí o Juan Goytisolo son sólo unos pocos a los que han dedicado una de sus detallas rutas literarias.

Foto: Oficina de Turismo de París

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El Sena, un río con libros

Los libreros del Sena son toda una institución de París. Se les conoce como “bouquinistes” porque están especializados en libros viejos y de ocasión, aunque cada vez más recurren al recuerdo para los turistas. Son típicos los puestos de chapa verde que se abren como armarios en la orilla derecha del Sena, del Pont Marie al Quai du Louvre, y, también, en la izquierda, del Quai de la Tournelle al Quai Voltaire, muy cerca del Barrio Latino.

Foto: Oficina de Turismo de París

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Gare de Lyon, una estación de artistas

A la Gare de Lyon, muy cerca del centro de París, llegan los trenes de alta velocidad de Renfe/SNCF. Si ya las estaciones de trenes suelen ser lugares de ambiente literario, ésta, en especial, inspira literatura. Es un lugar especial para muchos lectores de Ernest Hemingway, pues aquí su primera esposa perdió los manuscritos de juventud del escritor. Pero además, la Gare de Lyon es el espacio en el que se encuentra Le Train Bleu. El restaurante, que se inauguró para la Exposición Universal de 1900, fue refugio gastronómico de artistas y bohemios como Dalí, Jean Cocteau o el actor Jean Gabin.

Foto: Oficina de Turismo de París

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Los puentes de París

El argentino Julio Cortázar fue un enamorado de París, ciudad que convirtió en su hogar cuando dejó Argentina. La conocía al detalle y le encantaba pasear por ella y por los puentes sobre el Sena (más de 30 puentes a lo largo del río). Ese amor convirtió a la ciudad en un protagonista más en gran parte de su obra. Papel indiscutible en Rayuela, por ejemplo, donde convirtió el Pont des Arts en lugar de encuentro de sus dos personajes principales, la Maga y Horacio. Este puente se construyó durante la época de Luís XIV para que los estudiantes pudieran cruzar el Sena hacia el Museo del Louvre.

Foto: Oficina de Turismo de París

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Café y letras en París

La historia de la literatura en París está directamente asociada a sus cafés y restaurantes. De algún modo, esta estrecha relación se trasladó a Buenos Aires, otra gran ciudad literaria. En París, en el Boulevard St-Germain, se encontraba el café favorito de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, el Café de Flore. En Montparnasse, las “brasseries” de las que eran asiduos escritores como Ernest Hemingway, Jean Cocteau o, entre muchos, Exra Pound. Pero, tal vez el café más poético de todos sea La Closerie des Lilas, donde escribieron escritores como Oscar Wilde y Apollinaire.

Foto: Gtres

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El fantasma de la ópera de París

El monumental edificio de la Ópera Garnier, en el distrito IX de París, es el escenario de una famosa leyenda que apareció en 1910 con la publicación de la novela gótica del escritor Gaston Leroux, "El fantasma de la Ópera". El fantasma es un  genial músico que se esconde debido a la deformidad que sufre pero que se enamora de la joven estrella Christine Daaé, enamorada a su vez, del Conde de Chagny. La historia es una suma de tragedias, accidentes, duelos y muertes, que curiosamente tienen fundamento en noticias trágicas sucedidas en el palacio Garnier, inaugurado en 1875, que el escritor recopiló. 

Foto: Gtres

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París y la chanson française

Si te detienes a escuchar a París, resulta que suena a chanson. La ciudad de la luz ha vivido momentos de revolución y lucha. Libertad, igualdad, fraternidad, y desde la Revolución Francesa hasta mayo del 68 y sus estudiantes en la calle. París tiene una banda sonora muy particular, la de los cantautores de la chanson: Edith Piaf, Serge Gainsbourg, Georges Moustaki o Emile Vaché… Un sonido con cierto toque nostálgico, intelectual y reivindicación de la tradición, ideal para pasear por la capital de Francia.

Foto: Gtres

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Biblioteca Nacional de Francia

Fue fundada en 1792 y está ubicada cerca del centro de París, junto al Sena. Alberga más de 13 millones de volúmenes y cumple el objetivo de almacenar, mantener y dar a conocer el patrimonio cultural escrito de Francia. La sala oval que aparece en la imagen es obra de Pascal y fue construida en 1932. 

Foto: Hemis / Awl Images

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París

La catedral de Notre Dame, por su gran valor simbólico, es un punto de partida habitual para los peregrinos.

Foto: Gtres

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París, Francia

Podría ocupar la primera posición entra las ciudades más populares del mundo; pero esta vez, París, se ha quedado en la tercera posición. La ciudad de la luz, del amor, la ciudad de la literatura, está llena de atracciones suficientes para una vida. Es la única ciudad que tiene dos lugares entre los diez de mayor interés turístico de Europa: la Torre Eiffel y Notre Dame. Pero, ¿qué más? Toda una clase de arte en el Museo del Louvre, callejear por sus barrios como Marais o el Barrio latino, disfrutar de la gastronomía en algunos de sus bistro, pasear por la rivera del Sena o visitar el mundo de Amélie Poulain, ¡París no se acaba nunca!

Foto: Jean-Pierre Dalbéra

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Filarmónica de París

Obra del arquitecto Jea Nouvel, la arquitectura de la Filarmónica de París goza de un original e innovador diseño que le hace destacar entre el resto de edificios de la ciudad. Esta gran montaña de cristal, con pequeñas palomas que le hacen ganar movimiento, fue abierta en 2015 y se ubica justo al lado de la Ciudad de la música, diseñada por el arquitecto Christian de Portzamparc e inaugurada en 1995.

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Torre Eiffel, París

En esta fotografía podemos apreciar la Torre Eiffel iluminada con los colores de la bandera belga en solidaridad por los atentados sufridos en el mes de marzo de 2016.

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La estructura más alta del planeta (durante unos años)

Con una altura inicial de 300 metros, que posteriormente fue prolongada con una antena de otros 24, la Torre Eiffel fue la estructura más alta del mundo durante 41 años.

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La Torre Eiffel

Para acceder al piso superior existen 8 ascensores. Sin embargo, para muchos visitantes, subir los 1.665 escalones con los que cuenta el monumento es todo un reto imposible de obviar.

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Dos lugares emblemáticos de París

En la imagen podemos observar dos monumentos esenciales para cualquier viajero que visite París, la Torre Eiffel y la catedral de Notre Damme.

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Vistas desde muchos puntos de la ciudad

La enorme torre diseñada por Eiffel se puede contemplar desde muchos puntos de París. Así de espectacular lo contemplan quienes se acercan al puente de Alejandro III, sobre el río Sena.

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Torre Eiffel

La Torre Eiffel es el monumento más visitado del mundo con más de 7 millones de visitantes anuales.

Foto: Lloyd Morgan

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París de noche

La última renovación del alumbrado de la torre se produjo en 2003. Para ello fue necesario el trabajo de 25 alpinistas durante 5 meses, y 20.000 bombillas - 5.000 por  cada frente- colocadas a mano, una a una.

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La torre Eiffel

Cada noche la Torre Eiffel se viste con su alumbrado dorado y resplandece con sus destellos durante 5 minutos cada hora, mientras su faro ilumina París.

Foto: Gtres

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La Torre Eiffel, París, 1937

Diseñada para durar sólo 20 años, la torre se salvó gracias a los experimentos científicos promovidos por Eiffel. En concreto sirvió para probar las primeras transmisiones radiográficas, funcionó como radio militar en 1903, desde ella se realizó la primera emisión de radio pública en 1925 y finalmente acabó sirviendo de banco de pruebas para la televisión.

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La Torre Eiffel

Esta imagen de la Torre Eiffel se tomó durante la primera remodelación, en el año 1900, del primer piso de la estructura. Desde entonces el monumento ha sido renovado, restaurado y adaptado regularmente para poder acoger un público cada vez más numeroso.

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La construcción de la Torre Eiffel

Foto histórica de la construcción de la Torre Eiffel tomada en Paris1887. Dos años más tarde se inauguraría este icónico monumento de Francia.