Catedrales con velo
Las bodegas en las que se crían han formado parte del ADN de estas ciudades y su sociedad, pero, desafortunadamente, el conocimiento se está perdiendo y están desapareciendo. Aún así, algunas, ajenas a modas, perduran en el tiempo mezclando tradición e innovación, como Williams & Humbert, con más de 130 años de historia, que cuenta con el mayor número de botas en una misma superficie en Europa, hasta 60.000, y cuyo espectacular diseño le ha valido el Premio Nacional de Arquitectura. Y es que muchas de ellas son obras de ingeniería dignas de admirar que, por su parecido con los templos religiosos, se conocen como bodegas catedral. Levantadas en el siglo XIX, sus techos, altos y enlazados por grandes arcadas, que dejan circular la brisa marina, juegan un papel fundamental.
También lo hace el suelo, que se suele regar con agua para equilibrar la humedad de las bodegas. Pasear por algunas de ellas es adentrarse en escenarios de película, como la de Lustau, donde se ha rodado La Templanza la serie de televisión basada en la novela de nombre homónimo de Almudena Dueñas, o Bodegas Barbadillo, que cuenta con 17 cascos bodegueros situados en el pueblo de Sanlúcar de Barrameda, pero sin duda la más famosa es su bodega catedral Arboledilla, construida en el siglo XIX, conocida por ser "la más esbelta del Marco de Jerez” como explicaba Antonio Díaz, a cargo de las visitas a la bodega. Otras se han convertido en museos, como la de Osborne que dedica toda una sala a la historia y evolución del toro que lleva su nombre y que, desde que en 1957 se colocara el primero de 4 metros en Madrid, ha ocupado muchos rincones de la geografía española, quedando aún en la actualidad 95 en pie que alcanzan los 14 metros.