Cuenta la leyenda que Miguel Ángel Buonarroti consideraba al Moisés como su obra más perfecta. Al terminarlo, el artista golpeó la estatua con su maza y le dijo: "Habla". Esta apelación corona la bodega Habla, la particular obra perfecta de la finca Dehesa la Torrecilla. Cuesta creer que hace veinte años en esa tierra no existiera nada y ahora ya cuentan con más de 200 hectáreas de viñedos. Pero eso solo es el principio o, más bien, el final. Antes vinieron las yeguadas, los campeonatos hípicos, la ganadería y la celebración. Bodegas Habla es el culmen del sueño de Juan Tirado, que se hizo con aquella finca a cinco kilómetros de Trujillo, convertido en realidad. Una bodega imposible donde todo es posible.