Emilia-Romagna llama con sus productos a las puertas de los antipasti, pero hay un universo más allá en una región que se convierte por méritos propios en destino foodie por excelencia. 44 marcas de calidad entre DOP e IGP (más que ninguna otra región en Europa) la convierten en el pulmón gastro italiano. Es la tierra del prosciutto, de la mortadella, del aceto balsamico, de la piadina y de la pancetta, pero sobre todas las cosas, es el hogar del queso más conocido del mundo, el Parmigiano-Reggiano. Una oda láctica escrita en letras doradas que como buenas hermanas comparten las provincias de Parma y Reggio-Emilia, cuya historia bien merece ser degustada.