En un lagar de la Mancha

Campo de Montiel: el secreto enoturístico mejor guardado de España

Dos días de vino, rosas y queso manchego por esta quijotesca comarca

No hace falta ir a lomos de Rocinante, como el famoso caballero andante, pero sí en coche por los escenarios de la novela más famosa del mundo. Nuestro particular bálsamo de Fierabrás se encuentra en algunas bodegas de excepción, en idílicos parajes, restaurantes, hoteles y pueblos que son remedio mágico para cuerpo y alma en una zona inesperada, entre Ciudad Real y Albacete.

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DSC 1946. Una bodega singular

Foto: Pago Guijoso

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Una bodega singular

“Bebo cuando tengo gana, y cuando no la tengo y cuando me lo dan, por no parecer o melindroso o malcriado”.

De eso va este viaje de fin de semana. De buen vino, para el que siempre se tienen ganas, tal y como asegura el amigo Sancho. No muchos saben que Castilla-La Mancha tiene el mayor número de Vinos de Pago, los más singulares dentro de todos los protegidos por indicaciones geográficas en España. De una veintena que hay en el país, casi la mitad se encuentran en esta región, dos de ellos en las llanuras de El Bonillo: Familia Conesa-Pago Guijoso y Pago Finca Élez. En un extenso sabinar se sitúan las 3000 hectáreas de la primera bodega, una finca en la que se pierde la vista desde sus jardines y viñedos. Almendros, pistachos, frutales y huerta conforman uno de los terrenos más productivos de Europa, al que se suman 122 hectáreas de vid en suelo guijoso (de ahí el nombre) a 1100 metros de altitud. Sus especialísimas garnachas, tempranillo, petit verdot, merlot, syrah o cabernet sauvignon se combinan con otras premiadas variedades minoritarias dentro de una viña experimental proyectada, como todo, por el gurú Richard Smart. La Sabina, La Doncella o El Beso son las etiquetas que transmiten esta joya de terroir.

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Foto: Pago Guijoso

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Quesoturismo con sabor

La misma familia Conesa cuenta en su propiedad con alrededor de 4000 ovejas de raza manchega que dan el queso Hacienda Guijoso. El ganado se alimenta de manera natural y ecológica con unos menús de alto nivel de proteínas y grasas y, para la elaboración de los quesos, se recupera la esencia de los maestros de antaño. El proceso de curación tiene lugar en una cava bajo tierra sobre tablas de madera de sabina, lo que les aporta un inconfundible aroma y una deliciosa elegancia. Su Gran Reserva espera más de un año a ser abierto y sabe, como los vinos, a un entorno que se descubre en la misma visita turística que la bodega propone y en la que también dan a probar alguno de estos tesoros lácteos. El recorrido dura alrededor de dos horas y finaliza con una cata (15€).

ZIELO LAS BEATAS. Una burbuja para sumergirse

Foto: Zielo

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Una burbuja para sumergirse

Para sumergirse más aún en esta tierra. Si siempre has soñado con dormir en un hotel burbuja, tienes la oportunidad aquí, bajo las noches claras llenas de estrellas que cubren el Campo de Montiel. Zielo Las Beatas se ubica en una finca privilegiada para ello, en un espacio natural de 70.000 m2 para conectar con el alrededor. Cada una de las cinco burbujas que pueden reservarse, con nombres de históricos astrónomos, tiene telescopio y todas las comodidades, desde cama “king size” a duchas panorámicas en un área privada de 200 m2 en la que organizar, además, románticas cenas o una sesión de spa y cromoterapia.

EL BONILLO IGLESIA SANTA CATALINA. Un Greco en El Bonillo

Foto: D.R.

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Un Greco en El Bonillo

En la iglesia parroquial de Santa Catalina de El Bonillo se encuentra una de las obras más importantes de la provincia de Albacete y de este autor, El Cristo abrazado a la Cruz. El museo parroquial, con este expresivo lienzo que aglutina las características de toda la trayectoria de Doménikos Theotokópoulos, es motivo suficiente para acercarse a esta pequeña villa medieval. Pero hay más. El Cristo de los Milagros, del artista Vicente López; San Francisco de Paula, San Vicente Ferrer y San Pedro Arrepentido, obra que se atribuye a José Rivera; y La Magdalena, de Andrea de Sarto, completan una colección sorprendente en un pueblito de apenas 3000 habitantes. El Ayuntamiento, con sus arquerías de estilo vandelviresco, o El Rollo, construcción cilíndrica de piedra que data del siglo XVI y que fue símbolo de la jurisdicción de la localidad, concedida por Carlos I, completan el núcleo histórico. Su Semana Santa, con la peculiar banda de cornetas y tambores de la hermandad de los Armaos, es sonada, nunca mejor dicho. No te vayas sin probar los gazpachos manchegos con carne de caza o las migas ruleras del restaurante La Fonda Santiago.

DEHESA LUNA. Un enoparaíso ecolológico

Foto: Dehesa de la luna

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Un enoparaíso ecolológico

Todos los viñedos que forman Dehesa de Luna son ecológicos. Pero no solo eso. Esta bodega independiente, que no pertenece a ninguna D.O. de renombre, se caracteriza por el aprovechamiento máximo de los recursos (incluso funciona con energías renovables) para salvaguardar un medio con una importante biodiversidad. No es difícil que en la finca, de 3.000 hectáreas, se atisben águilas imperiales, avutardas o perdices rojas. Por eso, cada uno de sus vinos muestra al mundo la fauna que convive con ellos. Está el Gran Luna, representado por el águila; el Dehesa de Luna Graciano, con el milano real protagonista de los días de invierno; o el Dehesa de Luna Garnacha Blanca, unido al halcón peregrino. Situada cerca de La Roda (Albacete), todo aquí se ha diseñado para respetar el paisaje, y es que hasta las 64 hectáreas de viñedo serpentean alrededor del centenario bosque de encinas. El recorrido completo por sus instalaciones dura dos horas, culmina con una cata con aperitivo y tiene un precio de 15 euros.

iStock-466851253. El oasis de La Mancha

Foto: iStock

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El oasis de La Mancha

El Guadiana, el río que aparece y desaparece, como dice el dicho, surge en las Lagunas de Ruidera, un bellísimo humedal formado por quince lagunas que, en época de lluvias, se inundan unas a otras formando saltos de agua y cascadas a lo largo de 25 kilómetros. Este paraíso turquesa en tierra de secano puede explorarse en 4x4 o a caballo y propone hasta bautismos de buceo entre muchísimas actividades. El hotel y restaurante Albamanjón, a la orilla de la Laguna de San Pedro, es un buen punto de partida. Se trata de un coqueto establecimiento rural con habitaciones con chimenea y terraza escalonadas en la montaña. La panorámica desde todas ellas es inolvidable y los platos tradicionales de la comarca que salen de sus fogones, también.

GettyImages-89669689. "El lugar" de Cervantes

Foto: Getty Images

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"El lugar" de Cervantes

Antaño capital de este área, Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) experimentó a finales del siglo XVI, cuando Felipe II la designó como tal, una época de esplendor perceptible aún hoy en sus palacios e iglesias, preciosos ejemplos del barroco y renacimiento manchego. Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Quevedo, quien murió aquí, en el Convento de Santo Domingo, caminaban por sus calles, enclave cultural de la época, y coincidían en la Casa de los Estudios donde enseñaba el gramático Bartolomé Jiménez Patón. Desde 2004, Infantes es "el lugar de la Mancha” en el que habitaba Alonso Quijano, una conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad Complutense de Madrid que aquí se lleva a mucha honra; por eso, las esculturas de personajes cervantinos pueblan su Plaza Mayor neoclásica. Es espléndida la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol e imprescindible porque guarda los restos de Quevedo. La Alhóndiga, la casa del arco, con su impresionante pórtico, y otras tantos edificios solariegos muestran su belleza en torno a sus patios, que compiten en belleza con los cordobeses.