Le vin en rose

Château d'Esclans: un trago a la provenza de los rosados

El crecimiento meteórico de una bodega que marca el futuro de los 'rosé'.

Cuando Sacha Lichine adquirió la propiedad del Château d’Esclans en 2006, no dudaron en abalanzarse sobre él, decían que estaba loco. Atrás dejaba Burdeos y los tintos con los que su padre había erigido un imperio vitivinícola, y todo ello con el único objetivo de crear el mejor rosado del mundo. Una década y media después, sus vinos se comercializan a espuertas, lideran el ranking de los más vendidos en Estados Unidos, ganan premios internacionales, la producción aumenta cada año y las voces que una vez cuestionaron su decisión hoy se han convertido en halagos.

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Una región por descubrir

Foto: iStock

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Una región por descubrir

Parece mentira, pero el vino nunca ha ocupado una posición relevante en el imaginario colectivo de la Provenza. “La gente sigue sorprendiéndose al ver que haya tantas bodegas y de tanta calidad porque nunca habían relacionado la Provenza con el vino” señala Alex Diard, embajador de Chateau d’Esclans. En su lugar hay postales que sí han sabido ganarse ese espacio en la memoria del viajero. Los campos de lavanda que cabrillean el horizonte como si fueran olas de color fucsia son quizás el mejor ejemplo. También lo son las rutas entre pueblos que recuerdan el paso de artistas de talla mundial como Gauguin, Picasso, Petrarca, Van Gogh y Matisse, o el glamour y el lujo que desprenden las ciudades de la Costa Azul, como es el caso de Niza, Cannes, Saint-Tropez o Mónaco.

A pesar del desconocimiento, la Provenza es una de las regiones vinícolas más antiguas, de hecho, las primeras vides de las que se tiene constancia datan de hace más de dos mil años, antes incluso de convertirse en el primer territorio no italiano en ser anexionado al Imperio Romano. Desde entonces es sinónimo de vino, más concretamente, del rosé. Según cifras oficiales, cerca del 80% de su producción se destina a este tipo de vino ambarino y en su haber cuenta con más de diez denominaciones de origen.

De la riviera al château

Foto: Château d'Esclans

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De la riviera al château

Diard arranca el Ford Ranch King en Cannes, una hora de trayecto basta para observar las dos caras de la Provenza. A medida que el Mediterráneo desaparece por el retrovisor, la morfología del paisaje cambia drásticamente, los apartamentos y grandes edificios que se apilan en primera línea de costa dejan paso a pequeños pueblos. Estos, a su vez, se desmenuzan en partes más pequeñas y entonces quedan a la vista los imponentes châteaux, castillos que hoy gobiernan enormes extensiones de viñedos, pero también de olivares, limoneros y almendros. Más allá ya solo quedan las montañas, aunque no menos impresionantes, pues los picos que se vislumbran marcan el inicio de los Alpes.

El Château D’Esclans debe su apellido al valle donde se asienta. Reconstruido a mediados del siglo XIX, se encuentra en lo alto de una colina cerca de las Gargantas de Pennafort, un antiguo punto de vigilancia desde el cual los romanos observaban cualquier atisbo de incursión. Hoy, este enclave sigue siendo un parador excepcional, desde aquí se disfruta de unas vistas espectaculares de lo que se conoce como la ‘pequeña África’, una vasta planicie cubierta por cientos de árboles que se asemejan a algunos paisajes del continente africano.

El secreto está en el terroir

Foto: Javier Sánchez

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El secreto está en el 'terroir'

Desde que en 2006 Sacha Lichine se hiciera con la propiedad del Château D’Esclans ha habido seis planes de expansión. Al principio se producía muy poco y se hacía en una parte de la finca, pero rápidamente la producción aumentó y pronto el château se quedó pequeño. Como consecuencia, lo reformaron, añadieron varias estancias y compraron más edificios en los alrededores para suplir la demanda. “La fórmula del éxito está en el terroir”, dice Tom Schreckinger, director de comunicación de la bodega, y es que los vientos fríos del Ródano y el clima mediterráneo ayudan a que la uva madure aquí como en ningún otro lugar.  

Frente a la finca, las terrazas dibujan escalones en las montañas. A medida que se asciende, los Alpes ganan presencia en el horizonte y como ellos, el suelo se vuelve más rocoso. El granito hace de base para las cepas más vetustas que pueden llegar a alcanzar los 100 años, mientras que en los niveles inferiores, las más jóvenes descansan sobre arenisca y suelos compuestos de silíceos. Sea como sea, la uva más utilizada es la Garnacha, seguida por el Vermentino y otros tipos como el Merlot y Syrah.

Pioneros en la maduración de los rosados

Foto: Javier Sánchez

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Pioneros en la maduración de los rosados

A través de la tienda del château, el único lugar al que puede acceder un visitante, se llega a las barricas de roble donde descansan las uvas más antiguas con las que se elaboran su vino más selecto, el Garrus. Del techo cuelgan tubos que se arrojan como serpientes hasta penetrar en los toneles. Por las mangueras corren ríos de agua helada que se infiltran directamente en un compartimento interior de la barrica. Esto reduce la temperatura drásticamente, simulando un invierno perpetuo en su corazón, lo que provoca que el vino no se oxide y mantenga intactas las tonalidades, aromas y sabores de la uva y los frutos que lo complementan. Una mezcla de modernidad y tradición única en el mundo y que cada vez más casas están intentando aplicar.

Un rosado para cada momento

Foto: Château d'Esclans

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Un rosado para cada momento

Desde que naciera hace casi dos décadas, la bodega no ha dejado de sumar integrantes a su carta. El último, The Palm: un vino fresco y suave de notas afrutadas sutiles perfecto para fiestas y momentos distendidos. Por otro lado, el buque insignia de la casa es Whispering Angel, un vino que combina las uvas más dulces y frescas de Francia (Garnacha, Cinsault y Rolle) y que traspasa fronteras ya que se ha convertido en el rosado más vendido en Estados Unidos. Le sigue de cerca Rock Angel, una versión de este que se caracteriza por sus delicados aromas a frutos rojos y su textura cremosa. En cambio, si más que textura se prefiere algo delicado y fino, en definitiva, una versión más elegante, ahí está Les Clans o Garrus, idóneos para una ocasión especial.

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