Al son caribeño

Los cinco mejores restaurantes de Cartagena de Indias

Entre la historia de sus calles se esconden algunos de los mejores restaurantes y bares del mundo. Hay que ir a probarlos para darse cuenta que es cierto.

Entre las playas de aguas turquesas, el son caribeño y el ambiente que abarrota las calles de Cartagena de Indias, se esconden algunos grandes espacios gastronómicos donde vale la pena hacer una parada. De hecho, el prestigioso listado The World’s 50 Best incluye algunos de estos entre los mejores restaurantes y bares del mundo. Si bien es cierto que la historia de esta bella ciudad merece la pena en sí misma para ir a recorrerla, ahora la gastronomía la lleva todavía un poco más allá convirtiéndose en un motivo más para ir a visitarla. La variedad de la gastronomía cartagenera es digna de ser conocida y estos son los restaurantes donde ir a probarla.

Cartagena de Indias-gabo
Cartagena de Indias © iStock

Celele

Surcando las calles del barrio de Getsemaní se llega a Celele, el restaurante del cocinero Jaime Rodríguez en el que comerse -literalmente- el color del Caribe. Su apellido, Proyecto Caribe Lab, es la pista de todo lo que gira alrededor de su gastronomía y de su proyecto de investigación; y es que aquí, todo lo que se come, está fundamentado y tiene la cara, la voz y el alma de cada uno de los productores que han cultivado, cuidado y recogido las materias primas que utilizan y por las que se desviven.

Burrata de Bufala
Burrata de Búfala © Celele

En su fachada, azul Klein, se posicionan todos los premios que durante años le han convertido en uno de los Mejores Restaurantes de Latinoamérica por The World’s 50 Best. No es para menos, su trabajo en la cocina se enfoca en la cocina contemporánea basada en la cultura gastronómica y en la biodiversidad del territorio del Caribe Colombiano desde la investigación más profunda de la zona. Desde hace 6 años recorren está región con el objetivo de mostrar al mundo, a través de su cocina, la riqueza de su despensa. Para ello, trabajan de la mano de pequeños productores, pescadores y artesanos, además del Jardín Botánico de Cartagena, biólogos e instituciones educativas.

La ensalada de flores caribeñas es, sin lugar a dudas, es el plato más bonito de su carta y uno de los que más llaman la atención de los comensales. Rosas, azules, blancos, violetas, rojos, verdes… todas las tonalidades de colores se encuentran en su interior. La cangreja del archipiélago de San Bernardo y la arepa de Samaria o la burrata de leche de búfala de Planeta Rica demuestran la auténtica cocina con producto caribeño. Aquí todos los platos son ricos y bellos y lo ideal es compartirlos para probar, cuantos más mejor, por eso entre los platos fuertes destacamos el bollo de maíz biche relleno de salpicón de pescado local y la gallina criolla confitada. Para terminar, el flan de cáscara de orejero, una especie arbórea nativa de América con la que Jaime trabaja muy de cerca, o el cremoso de chocolate de Sierra Nevada de Santa Marta.

 

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carmen cartagena
© Carmen Cartagena

Carmen Cartagena

La diversidad de productos colombianos es el eje sobre el que se articula la carta del restaurante Carmen, del grupo Carmen -quienes cuentan en Medellín con el mismo concepto junto a su restaurante XO, en el que trabajan bajo la misma filosofía buscando elevar la cocina al siguiente nivel-.

 

La gastronomía contemporánea con ingredientes locales es el centro de todas las miradas en Carmen, un espacio ubicado en una casona tradicional catagenera en la que se pone especial cuidado y mimo a dos cosas: por un lado, al producto y, por otro, a las personas que lo trabajan, como los horticultores, los pescadores y los agricultores que están detrás de cada una de sus materias primas. Y es que para Robert Pevitts y Carmen Ángel, quienes llevan trece años investigando el territorio colombiano, el origen de sus platos está en todos los rostros de las personas que están detrás de las materias primas que utilizan en sus restaurantes.

Por su ubicación y los insumos que utilizan hay platos que cualquier visitante no puede dejar de probar, entre ellos las empanadas, un clásico colombiano digno de mención. Le sigue el pez palma, un pescado local elaborado como un risotto de arroz con coco que hace un guiño a la cocina caribeña junto con el pez calducho, también pescado en sus mares, acompañado de puré marañón y suero costeño. La sopa fría de corozos con nata, una fruta propia de la región Caribe de Colombia, es el final a una comida perfecta. Especial mención merece su carta de coctelería con tragos hechos a base de destilados colombianos como el aguardiente y el viche y los fermentados hechos en casa como el de corozo o el encurtido de piña en vinagre de plátano.

 

alquimico
© Alquímico

Alquímico

El ambiente más puro caribeño está en Alquímico. Considerado uno de los Mejores Bares del Mundo por The World’s 50 Best, este cocktail bar es visita indispensable si se viaja a Cartagena de Indias. La música, el ambiente y su ubicación en una casa antigua que divide su concepto a lo largo de sus tres plantas, han posicionado este espacio de ocio, disfrute y divertimento, como uno de los highlights de la ciudad donde vivir una experiencia completamente diferente.

A sus mandos está Jean Trinh, nombrado Bartender de Altos Bartenders, un premio de los 50 Best Bars que reconoce su trayectoria hasta el día de hoy. Y es que Alquímico no es solo una simple barra en la que se sirven tragos; es un espacio con identidad propia centrado en el producto colombiano de proximidad como eje de sus bebidas y comidas que va cambiando en función de la planta de la casa en la que te encuentres.

 

Accediendo desde la calle el visitante se adentra en el corazón de Alquímico, un lugar lleno de ambiente con música a todo volumen y una carta de cócteles con los que muestran la biodiversidad colombiana a través de sus regiones y sus ingredientes más característicos. En el segundo piso, la carta de coctelería deriva hacia los clásicos más internacionales elaborados con productos, frutas y sabores locales. Y, en la azotea, una lista de bebidas únicas preparadas con materias primas traídas directamente de su finca. Respecto a la cocina, su menú es un homenaje a los productores, a la tierra y a la biodiversidad colombiana desde el punto de vista vegetal. Platos como el queso costeño, los tacos de barbacoa de cáscara de plátano, los dumplings de yuca o el ceviche de ahuyama, son toda una oda a la cocina local perfecta para maridar con cócteles como el Palabrero -inspirado en la región Caribe-, el Yurupari -de la Amazonía- o el Chagra -de la región Andina-.

 

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© La Cocina de Pepina

La Cocina de Pepina

El lugar al que ir a probar la buena cocina tradicional caribeña y cordobesa es el restaurante La Cocina de Pepina. Ubicado en una casa antigua del histórico barrio de Getsemaní, este espacio gastronómico con apenas ocho mesas es el resultado de las investigaciones de su creadora, María Josefina Yances Guerra, más conocida como Pepina, sobre la cocina cordobesa y caribeña.

Su trabajo centrado en la gastronomía, la sociología y la historia ha sido plasmado en libros, estudios y conferencias que son hoy la base de la carta de este restaurante que también tiene sede en Bogotá. Christian Sepúlveda es quién hoy está tras sus fogones, manteniendo la esencia de la cocina de su tía: una fusión de culturas y sabores con recetas centenarias y con la influencia de todas aquellas culturas que han pasado por estas tierras, como los árabes.

 

Platos como el mote de queso, la posta, los ajíes rellenos, el escabeche de berenjena -de indudable influencia árabe-, la boronía, la sopa Caribe, el casabe, el róbalo asado o la corvina apanada, son algunos de los grandes clásicos que no hay que dejar de probar en La Cocina de Pepina. Y, de postre, el dulce de coco. Como decía Pepina, comer es “vivir la historia en la boca” y su restaurante es la muestra de ello.

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© El Barón

El Barón

 

Intramuros se encuentra El Barón, un café y cocktail bar divertido y misterioso que invita a sus clientes a disfrutar, no sólo de una buena coctelería y cocina, si no también a ser partícipes de la historia alrededor de la que surgen los tragos de su carta.

Como si de una entrega de historietas se tratase, el menú de El Barón cuenta la investigación -ficticia, por supuesto- del robo de la diadema Flor de Lis que el Rey Alfonso XIII iba a regalar a la Reina Victoria Eugenia. Su carta es una invitación a los comensales para convertirse en detectives y ayudar al barón, a través de las diferentes pistas convertidas en cócteles, a descubrir quién la ha sustraído.

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© El Barón

Ubicado en una casa típica cartagenera frente a la Capilla y el Santuario de San Pedro Calver, e incluido dentro de los Mejores Bares del Mundo por The World’s 50 Best Bars, El Barón es un espacio al que ir a picar algo con la excusa de probar sus cócteles. Su cocina viajera es un recorrido alrededor del mundo con paradas en Perú, España, Italia, Francia, México o Nueva York que se combina a la perfección con un menú de cócteles apto para todos los gustos. Aquí los tragos clásicos como la Paloma, el Mai-Tai, el Hanky Panky o el Expresso Martini conviven con bebidas hechas a base de Aperol, mocktails y una elección de favoritos como el Mojito providencia, Medicina Latina, Alacrán o Rosarito. Para completar la experiencia, y como peculiaridad, cuentan con un menú de habanos y cigarros que se divide entre suave, medio y medio/fuerte con tabaco proveniente de República Dominicana, Colombia, Cuba, Nicaragua o Brasil y una propuesta de maridajes de ron, whisky y cognac para acompañar.