Explorando la España vacía

Cinco pueblos de Soria en los que se come muy bien

Un recorrido gastronómico por unos restaurantes marcados por la naturaleza, la historia y la geografía.

Soria, y los pueblos que la rodean, merecen ser descubiertos. Su gastronomía, centrada en los platos de cuchara para hacer frente a los fríos inviernos, los insumos provenientes del monte como las setas y los hongos, las carnes de pastoreo y caza de la zona y los pescados de río son la base de una cocina enfocada en las raíces y la tradición. Estos pueblos y sus alrededores son el motivo para desplazarse hasta la provincia y la excusa perfecta para disfrutar de la gastronomía de Soria.

Calatañazor

Calatañazor

Calatañazor
Calatañazor © iStock

Considerado uno de los pueblos más bellos de la provincia de Soria, Calatañazor recibe al visitante con su imponente castillo en lo alto del cerro. Sus callejuelas estrechas y sus casitas de barro y piedra desvelan el origen medieval de esta villa en la que, además, se come muy bien. La gastronomía, la cultura de la zona y la tradición se unen en El Palomar de Calatañazor, un antiguo palomar rehabilitado por sus dueños y convertido en restaurante donde ofrecen la cocina más típica de la provincia de Soria. Sopa castellana, escabechados, cangrejos de río, trucha escabechada, migas pastoriles, lechazo asado y un listado de carnes a la brasa que va desde las chuletillas de cordero hasta el chuletón de buey.

 

Navaleno

la lobita
El mítico tronco de La Lobita © La Lobita

La naturaleza que rodea el pueblo de Navaleno se ha convertido en la despensa de los restaurantes de la zona, especialmente en todo lo que hace referencia a las setas, los hongos y la trufa negra. Esto lo sabe muy bien Elena Lucas, quién desde La Lobita -con una Estrella Michelin- trabajan los menús de temporada con productos de la zona que rodea su sotobosque pinariego. La micología también es parte de los menús de El Maño en donde se pueden encontrar insumos de esta área tan preciados como los Boletus Edulis, los mazuelos, perrechicos, níscalos, setas de cardo o Amanita Caesaria, además de las carnes de la zona preparadas a la brasa y los cangrejos de río en época estival.

 

El Burgo de Osma

El Burgo de Osma

De enero a abril, El Burgo de Osma no para de recibir visitantes para disfrutar de sus Jornadas Gastronómicas de la Matanza. Estas fiestas que comenzaron en la década de los años setenta, concretamente en el año 1974, para recordar y dar a conocer una tradición que se hacía como forma de autoabastecimiento, a día de hoy se han convertido en uno de los grandes atractivos de este pueblo considerado uno de los más bonitos de España. La experiencia de la matanza, y sus recetas tradicionales, se pueden probar en el Restaurante Virrey Palafox, al tiempo que se descubre este ritual a través de la cocina de la zona.

El Royo

Entre las zonas de El Valle y Pinares, se encuentra un pequeño y encantador pueblito construido en piedra donde los amantes de la caza tienen parada obligatoria. Enclavado en un entorno lleno de naturaleza y en un ambiente tranquilo y sereno, El Royo se convierte en una de las villas que merecen una visita. Allí se encuentra el restaurante El Cintora, donde la caza es la base de su menú. Carne de ciervo, de gamo, de codorniz, perdiz, conejo o liebre son algunas de las que pueden encontrar su clientela en función de la temporada.

Vinuesa

Vinuesa y su preciosa ruta hasta Laguna Negra
Laguna Negra © iStock

En el corazón de la zona de pinares, al norte de la provincia, se encuentra Vinuesa, un precioso pueblo de casas construidas en piedra y rodeado de naturaleza que se convierte en parada obligatoria para todo aquel que se acerque a visitar el Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión. En esta zona los torreznos, las setas y los hongos en temporada, los platos de cuchara calientes tradicionales de la zona como la caldereta de cordero o el ajo carretero y las carnes a la brasa son parte de una tradición culinaria que se puede probar en el Club Náutico de Soria, en el Asador La Gallega y en restaurante El Balcón del Brezal, en El Quintanarejo, a cinco minutos en coche de Vinuesa.

 

VÍDEO RELACIONADO