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Diez bodegas imprescindibles para disfrutar del Priorat

Desde el pasado de los monjes de Scala Dei hasta el actual cultivo biodinámico, estas viñas tarraconenses ofrecen algunos de los mejores vinos del país.

El vocabulario del Priorat viene ligado a palabras como llicorella, garnacha y cariñena. La primera hace referencia a la particularidad de su tierra, dominada por la pizarra llena de minerales que aporta a los terrenos inclinados de la región la fortaleza que necesitan sus cepas. Las siguientes, a las variedades de uva que predominan en la región. Todo esto, sumado a la longeva historia vinatera, que comenzó en Escaladei con los monjes cartujanos, hacen del Priorat una de las zonas vinícolas más interesantes de España y una de las dos únicas Denominación de Origen Calificada del país.

Paisajes de lomas y sierras con pequeños pueblos que miran a las terrazas y sinuosas curvas de vides remontando las laderas ponen la guinda a un recorrido por algunos de sus mejores y más históricos cellers (bodegas) y a la cata de sus vinos, reconocidos internacionalmente.

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Bodega de Lloar

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Bodega de Lloar (Familia Torres)

Sin duda, una de las familias más reconocidas del panorama vinatero español no podía dejar de tener parte de sus viñas en estos terrenos bendecidos para la plantación de la uva. El viñedo Mas de la Rosa se ubica en la pronunciada pendiente de la orografía de Porrera, un terreno que obliga a vendimiar y trabajar la tierra sin ningún tipo de mecanismo. En el núcleo de Lloar se encuentra la Bodega de Lloar, un edificio modernista de grandes cristaleras que miran al valle que la familia puso en marcha en 1996.

Entre sus vinos más conocidos, se encuentra Perpetual, un vino opulento y complejo en boca con una nota final a regaliz y caramelo. Sus vinos tintos, como Salmos, proceden de un pequeño viñedo que cuida la excelencia y la finura y se distingue por su toque afrutado, con una uva cuya maduración es larga gracias a la orientación de sus terrazas. Las cepas, octogenarias, se pueden visitar, junto a su bodega, disfrutando de una cata de vinos al atardecer.

Bodega Perinet

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Bodega Perinet

Tres parcelas dan el fruto de los increíbles caldos de Perinet. La primera de ellas, Mas del Xes, aporta un vino fresco y largo, mientras que Mas Vell tiene toques cálidos y maduros, y Pendents, mediterráneos y aromáticos. Sus diferentes orientaciones y pendientes hacen que maduren en tiempos diferentes, muchos de los procesos sean manuales y las influencias de los vientos, el sol y la tierra sean distintas. Con un alto predominio de uva de variedades locales, como cariñena y garnacha, este negocio ha sabido unir su principal activo con el turismo, haciendo al visitante participe de muchos de los procesos de la viña.

Conocer de cerca la llicorella de sus tierras en un paseo por sus viñedos bien puede acabar con una cata de barricas con vinos muy singulares en una sala inspirada en diseños de Gaudí o en su wine bar, viendo caer la tarde sobre el mar de viñedos. Sin embargo, uno de los grandes atractivos de Perinet es su amor por la tradición y las costumbres, que intenta hacer llegar a sus clientes con algunos eventos. Uno de ellos es la Fiesta de la Vendimia tradicional, que se celebra algunos fines de semana de septiembre y octubre, o la cata de vinos durante la Fiesta de la Vendimia a la Antigua de Poboleda.

shutterstock 2089163203. Celler Cooperatiu de Falset

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Celler Cooperatiu de Falset

La Catedral del Vino de Falset Marçà, incluida en la ruta de bodegas modernistas de Cataluña, no solo es un lujo para la vista, sino también un templo de los caldos, incluido el vermú. Esta belleza arquitectónica, obra de César Martinell, discípulo de Gaudí, y su nombre oficial es Celler Cooperatiu 1919, el año en el que se fundó. Además de un bar para poder degustar los productos, los visitantes pueden hacer una visita guiada para descubrir estos, además de los entresijos del monumental edificio y otro gran abanico de ofertas.

Caminar entre los viñedos durante la puesta de sol con un maridaje, coordinar este recorrido con el Celler Masroig, divertirse con una visita teatralizada o incluso vivir una experiencia completa, en la que se descubre cómo es el día a día de un agricultor en el campo. Subir a miradores para contemplar el mar de viñas, ver una de las fincas de la cooperativa, cómo se poda, vendimia o cuida el campo, dependiendo de la época del año y, sin duda, probar sus frutos.

PARA LEER MÁS: Once bodegas modernistas en Tarragona y Barcelona donde catar con los ojos

 

 

scala dei shutterstock 358488173. Celler Scala Dei

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Celler Scala Dei

En el siglo XII, en las inmediaciones del municipio de Escaladei, se levantó el primer monasterio cartujo de la península. Ya por entonces los monjes supieron ver las bondades de aquella tierra para plantar viña en ella, y según los documentos, ya en el 1163 se elaboraban vino. Tras la desamortización de Mendizábal, las tierras eclesiásticas pasaron a manos privadas que, por suerte, decidieron seguir con la tradición vinatera y convertirse en la primera bodega del Priorat: el Celler Scala Dei.

En 1878 salió de allí la primera botella de Priorat, un vino que fue presentado en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, y cuya forma de elaboración no dista apenas del que se puede catar actualmente en un edificio histórico del entorno idílico que es el Parque Natural del Montsant. Parte de los viñedos que trabajaron los monjes durante siglos pertenecen también a Terra Dominicata, una bodega y hotel de cinco estrellas con un restaurante donde probar más de 300 referencias de vino de la región.

Mas Doix

Mas Doix

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Mas Doix

Entre las localidades de Porrera y Poboleda se asienta el negocio que crearon dos familias, los Doix y los Llagostera, donde reina, como es habitual en estos lares, la garnacha y la cariñena. Con vinos que han llegado a los 98 puntos Parker, Valentí y Ramón Llagostera dominan un terreno con viña de bajo rendimiento, pero altísima calidad. Plantadas en la famosa llicorella desde 1902, las vides de Mas Doix dan vinos elegantes, frescos y equilibrados, con una mineralidad y salinidad especiales gracias a la tierra.

En su bodega con vista panorámica, los clientes pueden relajarse y disfrutar de catas y degustaciones tras dar un paseo por las viñas y conocer algunos de los secretos del éxito de Doix. Además de esta experiencia, también organiza en noviembre la carrera de montaña “Entrevinyes Mas Doix”, en la que se corre entre viñedos y se celebra la llegada con una comida popular regada, como no, de algunos de sus mejores y más prestigiosos vinos que madura al abrigo de la Sierra del Molló y la del Montsant.

Clos Figueras

Clos Figueras

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Clos Figueras

Christopher Cannan, negociante de vinos, se convirtió en productor en 1997 tras instalarse en el Priorat por recomendación de otra de las importantes figuras del vino de la región, René Barbier. Las terrazas abandonadas de las diez hectáreas que adquirió pronto se revitalizaron y se convirtieron en 18. Teniendo siempre en mente el medio ambiente, las viñas de este terreno están plantadas con parámetros ecológicos certificados.

Clos Figueras es el vino que dan sus viñas más viejas, de más de 60 años. Del 98 son de las que brota la uva que hace posible el Font de la Figuera, totalmente distinto al Serras del Priorat, afrutado y clásico, o al Sweet Clos Figueras, con garnachas tintas pasificadas que le aportan una dulzura clave. Para probarlos, qué mejor que un maridaje en su bodega, un paseo por su finca… o incluso una calçotada.

capçanes fb. Celler de Capçanes

Celler de Capçanes Facebook

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Celler de Capçanes

Al amparo de la Sierra de Llaberia, cinco familias se unieron en 1933 para dar vida a un proyecto que a día de hoy ocupa casi 250 hectáreas. Como un proyecto colectivo que necesitó de la comunidad para crecer y retroalimentarse, el Celler de Capçanes ha ganado parte de su fama por un tema en particular. Y es que, en 1995, esta bodega se convirtió en la primera española en elaborar vino kosher, lo que significa que se realiza en base a los dictámenes de la religión judía.

Estos vinos, cuyo proceso está supervisado estrictamente por un rabino y puede conocerse en una visita a las instalaciones, tiene algunas de sus claves en el nulo uso de fertilizantes orgánicos, el proceso aséptico y una vendimia con mucho mimo. Ahora, su Flor de Primavera, a pesar de ser solo el 5% de su producción, es uno de los vinos kosher con mayor prestigio en el planeta. Otra de sus joyas es el Cabrida, un monovarietal de garnacha que se sitúa entre los tops mundiales.

Clos Mogador

Clos Mogador

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Clos Mogador

Los años 80 fueron clave para el renacimiento del Priorat. Entre aquellas figuras emprendedoras se encontraba René Barbier, quien produjo su primer vino junto con tres amigos más en una granja abandonada. Ahora, Clos Mogador es su proyecto personal, un territorio de 20 hectáreas donde la biodiversidad es clave. Viñas centenarias conviven con las más jóvenes en suelos donde no se arranca ni una hierba y los procesos se basan en las fases lunares.

La agricultura regenerativa y biodinámica es una de las obsesiones de Barbier, por ello se cuida desde la proliferación de los microorganismos hasta la fitoterapia y el uso de animales en gran parte de sus procesos en el terreno. Calificado como Vino de Finca, Clos Mogador ofrece una de las experiencias enoturísticas más completas de la zona, en la que se puede catar algunos de sus vinos más valorados, como Manyetes o Nelin, degustar su aceite ecológico y su pan elaborado con vino y recorrer la finca para conocer el trabajo de su equipo en un entorno privilegiado.

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Buil & Giné

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Buil & Giné

Son seis generaciones, quizá más, las que han mantenido a la familia Buil & Giné ligadas a la vid. Precursores de la recuperación del territorio tras el desastre de la filoxera, los Giné formaron parte de la lucha por dar a conocer la zona y otorgarle el prestigio que se merecía mediante la DO, que después se convertiría en DOCa, además de participar en la formación en enología de otros viticultores.

La intensa historia de los Giné comienza con el vino Giné Giné 1997 y sigue con algunos de sus caldos más reconocidos, como el Más Giné. Ahora, sus vinos, de garnacha roja, garnacha peluda y samsó son objeto de coleccionismo. Para vivir una experiencia completa en esta histórica bodega, la familia ofrece una experiencia completa, ya que goza también de hotel y restaurante en sus instalaciones, aunque también es posible realizar catas, degustaciones, visitas con enólogos o incluso paseos en coche por las viñas.

ferrer3. Bodega Ferrer Bobet

Bodega Ferrer Bobet

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Bodega Ferrer Bobet

La garnacha negra y la cariñena son las uvas que componen los vinos casi monovarietales de Sergi Ferrer-Salat y Raül Bobet. Situadas en Porrera, las viñas centenarias de la Bodega Ferrer Bobet, que dieron sus primeros frutos apenas en 2008, se instalaron en las laderas de este pueblo buscando el máximo frescor y la influencia de los vientos del noreste. En las nuevas plantaciones también se dejan ver variedades como la syrah, cabernet sauvignon, viognier y roussane.

El profundo respeto de esta bodega por la biodiversidad del entorno ha hecho que solo una cuarta parte de su terreno esté cultivado y no se use para ello ni insecticidas ni herbicidas. La vendimia grano a grano, con una doble selección y una fermentación en pequeñas tinas les permite controlar independientemente cada parcela. Incluso el diseño de su bodega, que según sus palabras funciona “como un barco encajado entre viñas”, busca el equilibrio dentro del paisaje.