Nada más entrar en El Duende del Fuego, el gastrobar de Pedro Hernández en Los Llanos de Aridane, se percibe el aroma del pan recién horneado. Ese pan es lo primero que pone en la mesa junto a un pequeño plato en el que echa un poco de buen aceite. Es la carta de presentación, toda una declaración de intenciones, de la gastronomía que se practica en esta antigua casona de la Plaza Chica. «El pan bien hecho es muy saludable», afirma Pedro. Para la masa utiliza harina de trigo de la variedad babilla, cultivada en La Palma, que se muele en un molino de piedra con más de 150 años de antigüedad. Una masa madre muy cuidada y fermentaciones largas son el resto de secretos. El crujido al pellizcarlo con los dedos, la textura esponjosa, el aroma que se escapa al abrirlo; sensaciones que son como magdalenas de Proust para conectarnos con los días en que nuestros abuelos preparaban con mimo el pan en casa.