Nunca antes había interesado tanto la belleza estética que esconde un plato de comida, hasta que llegaron las redes sociales, con especial mención a Instagram. Se ha ampliado el gusto por la gastronomía, viéndola casi como una obra de arte, una composición delimitada por unos cuantos centímetros de porcelana. En este punto, surgen iniciativas como el Pink Lady Food Photographer of the Year: un concurso fotográfico impulsado por la marca de manzanas Pink Lady, cultivadas en Lleida y Girona, que durante las nueve ediciones que se ha celebrado ha ido ganando fama hasta convertirse en uno de los certámenes más reputados de esta modalidad.
La COVID-19 ha obligado por primera vez a la organización a celebrar el concurso digitalmente. Alrededor de 9.000 fotografías, profesionales y amateurs de 70 nacionalidades y 26 modalidades son los números que resumen la participación de este año. Los trabajos han sido valorados por un jurado repleto de personalidades de primer nivel: David Loftus, eminencia internacional en fotografía gastronómica ha presidido la exposición. A su lado, le han acompañado Chris Dee, director de Food & Home de Harrods; Per-Anders Jorgensen, fotógrafo y fundador de Fool Magazine; Josh Lustig, editor de imágenes en Financial Times Weekend Magazine; Vitalie Taittinger, presidenta de Champagne Taittinger, y Magui Chadwick, embajadora de marca de la bodega Viña Errazuriz.