Gastronomía de territorio

Gastropueblos: Cadaqués, un legado ilustre con sabor a tierra y mar

La cultura gastronómica de este rincón de la Costa Brava está vinculada al comercio de antaño, pero también a las costumbres, el producto local y las grandes figuras intelectuales.

Cadaqués deslumbra como un encantador conglomerado blanco entre las inmensidades azules del cielo y el Mediterráneo. Por sus callejuelas, el visitante se dirige una y otra vez a sus pocos, pero interesantes recovecos, entre los que se hallan locales gastronómicos donde la brisa del mar, el tintineo de las copas y el suave olor de los fogones encandiló a muchos de los grandes artistas que aquí se hospedaron. Uno de ellos, Josep Pla, no dudó en proclamar cuales eran las cuatro delicias de la localidad: los grotes, los mejillones de roca, la langosta y el vino. Aunque no es poco, Cadaqués tiene mucho más que enseñar entre recetas tradicionales y el amor por su cocina.

 

1 /10
Casa Anita, historia de Cadaqués

Casa Anita

1 / 10

Casa Anita, historia de Cadaqués

Casa Anita no ha sido ajena a la vida artística del pueblo. Abierta en 1960 como un bodegón típico, es uno de los locales que aún conserva el aire histórico y bohemio que respiraron los intelectuales que se sentaron a su puerta en el pasado más lejano y más reciente. Su cocina casera y, por supuesto, con el mar como estrella, permite que sus comensales se deleiten con el pescado del día y las excelentes recomendaciones de sus dueños, cuya carta se debe a la temporada y al territorio. Los comensales comparten grandes mesas donde el rodaballo y el gallo son algunas de las especialidades mientras se deleitan con el olor a la parrilla y los vinos del Empordà.

iStock-1309985380. Los cuatro productos estrella

iStock

2 / 10

Los cuatro productos estrella

Parafraseando al escritor y periodista Josep Pla, cuatro son las delicias de Cadaqués: en invierno, los grotes (erizos de mar); en primavera, los mejillones de roca; en verano, la langosta y el bogavante, y en otoño, el vino. El día grande de los erizos de mar es el miércoles de ceniza, en el cual se suelen comer acabados de pescar, usando un trozo de pan como cuchara para extraer la jugosa carne. Los mejillones de roca suelen acompañarse de una salsa de vino blanco, marinera, bearnesa o simplemente al vapor con su jugo. En cuanto a las langostas, tanto a la brasa como en los famosos arroces de Cadaqués, son un buen acierto, y mucho más si se acompañan de los únicos vinos de la zona, los de Martín Faixó.

El arte de Compartir

Restaurante Compartir

3 / 10

El arte de Compartir

Eduard Xatruch, Oriol Castro y Mateu Casañas trabajaron diez años codo con codo en El Bulli para, más tarde, unir fuerzas y formar un proyecto común, Compartir, un restaurante de cocina informal que cuenta con dos Soles Repsol y recomendado en la Guía Michelin. El eje de su propuesta son platos destinados a ocupar el centro de la mesa para compartir entre los comensales, una costumbre muy mediterránea y que se presenta en formato de menú degustación, con platos a la vanguardia y creativos. Desde arroces hasta carnes, poniendo su punto fuerte en pescados y mariscos cocinados en un amplio abanico de técnicas, jugando en ocasiones con la cocina asiática, Compartir trata de crear una experiencia culinaria diferente en un restaurante ubicado en un edificio con más de 300 años de historia.

shutterstock 1220701918. El plato más marinero

Shutterstock

4 / 10

El plato más marinero

Si hay un plato tradicional en la Costa Brava es el Suquet de peix, una preparación que tiene su origen en los pescadores de la zona y que concentra todo el sabor marinero de los pueblos de la zona. Suquet significa algo así como caldito o juguito, una salsa que se compone de caldo de pescado y tomate y a la que se le añade toda clase de productos del mar. En el pasado, los marineros utilizaban esas piezas que no se conseguían vender en las lonjas, pero su popularización ha hecho que hoy en día ya vaya al gusto del comensal, con numerosas variaciones. El mero, el rape y la dorada, además de las cigalas, los mejillones, las almejas o los calamares, son algunos de los ingredientes que suelen usarse para este plato, que no puede comerse sin un buen pan a mano para mojar en el caldo.

BOIA NIT BAR. De chiringuito a templo

Boia Nit Bar

5 / 10

De chiringuito a templo

Este espacio de tertulia abierto en 1946 forma parte del panorama intelectual del pueblo tanto como de su paisaje. Desde la terraza del Boia Nit, que nació como chiringuito, personajes ilustres fijaron su vista en la bahía: Dalí, Josep Pla, Rafael García Márquez, Kirk Douglas, y cocineros de la talla de los hermanos Roca, entre otros. Manel Vehi, al frente del local, se formó en El Bulli y viajó por todo el mundo antes de tomar el relevo familiar del local para el que ya ha creado 150 cócteles distintos en su trayectoria. Con un Solete de la Guía Repsol, es difícil resistirse a su coctelería de verano o a su bar, abierto todo el año, donde las tardes de calor y los atardeceres de brisas suaves saben diferente.

iStock-1177282851. Para gustos, arroces

iStock

6 / 10

Para gustos, arroces

En la desembocadura del río Ter, unos kilómetros al sur de Cadaqués, se cultiva un arroz que ha marcado su gastronomía y la ha nutrido de numerosas recetas que lo hermanan con el Mediterráneo para conseguir recetas increíbles. Desde su particular arroz negro hasta el arroz a la Piula, en el que se utilizan anchoas confitadas, se encuentran platos como el arroz con castañas, el arroz de bugia o de juell o incluso el de cabra, de gran fama y se puede encontrar en la gran oferta de restauración de Cadaqués. Sin duda, uno de los lugares de culto del arroz es Ses Paelles, un lugar que en sus inicios solo hacía comida para llevar y que ahora sirve platos como el arroz marinero de gambas y cigalas o el arroz a banda. Uno de los secretos del sabor de estas paellas es que no se les añade cebolla, colorantes o azafrán, así que de todo el sabor se encargan sus deliciosos pescados.

Mas Perafita. Recuperando la viña

Mas Perafita

7 / 10

Recuperando la viña

Es neceser alejarse un poco del núcleo urbano si lo que se quiere es disfrutar de la viña a la que Cadaqués da la espalda y que desapareció tras el desastre de la filoxera y el posterior abandono en pos del turismo. Sin embargo, la familia Martín Faixó decidió volver a esas terrazas marcadas por la piedra seca para devolver al lugar su tradición vinatera. Después de reformar Mas Perafita, una masía del siglo XIV donde se ubica su bodega y un alojamiento, y la finca de Es Surés, la familia devolvió el pasado al presente con variedades como la picapoll, natural de esta zona del Parque Natural de Cap de Creus. Sin embargo, para quienes no quieran alejarse del núcleo urbano, su gastrobar MF cuenta con una amplia selección de sus productos y una cocina ideal para maridarlos.

iStock-678221472. Anchoas: una tradición que sobrevive

iStock

8 / 10

Anchoas: una tradición que sobrevive

Dedicado a la pesca de anchoa desde la antigüedad, Cadaqués fue uno de los primeros pueblos en los que se instalaron las conserveras de anchoas. Entre ellas, destacó la Casa Pont, la más grande de todas, donde también se fabricaban los barriles en los que se prensaba el producto. Hoy en día, esta casa, de la que antaño escribió Josep Pla, es una vivienda incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, habiendo cesado su actividad como conservera al comienzo de la Guerra Civil. Sin embargo, a pesar de que ya no hay fábricas en el pueblo, es posible ver cómo los vecinos las preparan en los garajes de sus casas para consumo propio. Aún así, hay algunas de ellas que cuentan con la normativa reglamentaria para su venta y pueden adquirirse en dos locales de Cadaqués: la Carnicería Serra Pla y la Pesca Salada.

el barroco. De Girona al Líbano

El Barroco

9 / 10

De Girona al Líbano

Reconocido como uno de los mejores restaurante de Cadaqués por sus comensales, la cocina de El Barroco no se adentra en la Costa Brava, sino en el Líbano. Aun así, su logo tiene más que ver con su ubicación, pues fue el mismísimo Salvador Dalí quien lo diseñó tras pasar en él muchos de los días de verano en los que se alojaba en la localidad. El restaurante, que se ubica en un antiguo molino de aceite, refleja el espíritu de Oriente Medio en platos como el tabboulé, el hummus o el manakeish zaatar, el pan libanés. De probar el cordero en su plato lahem meshwi a saborear sus dulces baklavas, se abre todo un mundo de posibilidades para degustar el Líbano en un acogedor comedor y un patio floreado que antaño conquistaron al famoso artista.

la gambina cadaques. Un dulce entre Cuba y Girona

La Gambina Cadaqués

10 / 10

Un dulce entre Cuba y Girona

Durante el siglo XVIII, una ruta comercial entre Cuba y la Costa Brava dio lugar a un postre que se ha convertido en toda una seña de identidad dulce de Cadaqués: el tap (tapón). Cuando los marineros descubrieron que al mojar sus bizcochos en el ron cubano se volvían más esponjosos, sentaron un precedente que la pastelería La Mallorquina, de la familia Cabrisas, comenzó a elaborar hasta el día de hoy. Fruto de un error al moldear, los pequeños dulces quedaron con forma de tapón, de ahí su nombre, y a día de hoy son uno de los souvenirs que más triunfan entre los visitantes de la localidad, llegando a producirse miles en un solo día durante las épocas de más afluencia. Sin embargo, en esta misma pastelería, también se hornean otros productos famosos entre sus habitantes, como los peces de nata o los matrimonios.

Cadaqués