La Gomera, una joya oculta en el Océano Atlántico, es quizá una de las menos conocidas de las Islas Canarias. Aun siendo la tercera más pequeña de las ocho islas, ofrece una rica diversidad geográfica en todos sus inclinados rincones. Sus orígenes volcánicos han dotado al paisaje de montañas escarpadas, profundos barrancos y picos altos, como el Alto de Garajonay. Esta configuración caracteriza la isla, su suelo, su climatología y establece un escenario único para su fascinante lado culinario.
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La Gomera ofrece una variedad de microclimas, desde los frondosos bosques de las cimas de las montañas hasta los acantilados soleados y cálidos cerca del nivel del mar. No es difícil ver multitud de viñedos, huertos y plataneras a los lados de sus serpenteantes carreteras, aprovechando al máximo el terreno escarpado y las condiciones climáticas cambiantes. Esta simbiosis entre el hombre y la naturaleza ha creado una cocina local rica y distintiva, que refleja la diversidad y la abundancia de la isla.
La gastronomía de La Gomera es un fiel reflejo de su diversidad geográfica y cultural. Destaca el almogrote, un paté de queso, aceite y pimentón picante que se ha convertido en un emblema culinario de la isla, surgido de la necesidad de aprovechar el queso de cabra duro, resultando en una delicia para untar en pan.

Almogrote © iStock
Las mesas gomeras, abundantes y generosas, suelen tener presentes otros productos y platos notables como el cada vez mejor considerado vino gomero, donde destaca especialmente la bodega Altos de Chipude y su viticultura heroica en los fértiles suelos volcánicos de la isla, recuperando la forastera gomera, una uva autóctona que apuntaba a su desaparición y con la que ahora se elabora Rajadero, uno de los mejores vinos blancos de Canarias. Especialmente recomendable junto a bocados tradicionales como el queso, el cerdo o la cabra gomera.

Altos de Chipude © iStock
Un viaje a La Gomera no estaría completo sin una visita a Casa Efigenia, un restaurante emblemático en la isla. Su propietaria, Efigenia Borges, comenzó en 1960 cocinando para ingenieros locales, y desde entonces, su establecimiento se ha convertido en una institución culinaria de la isla. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de un menú familiar y vegetariano, que incluye almogrote, y comprar productos caseros como su propio vino y mermeladas. Pero Casa Efigenia no es el único lugar para disfrutar de la cocina de La Gomera. Otros restaurantes en la isla, como los restaurantes Abisinia y TuYo, ofrecen menús variados que incorporan ingredientes locales, recetas tradicionales y un punto contemporáneo muy interesante en Valle Gran Rey.
El lado dulce de La Gomera lo pone la miel de palma, un producto icónico de la isla derivado del guarapo de la palmera canaria, una especie autóctona de las islas. Este jugo se extrae mediante un corte en la parte superior de la palmera, de donde fluye una savia dulce y viscosa. El guarapo se cuece a fuego lento hasta obtener la miel de palma, un sirope oscuro y dulce.

Guarapo © iStock
Su uso en la gastronomía es versátil, se emplea tanto en platos salados como en postres, o simplemente sobre una rebanada de pan. Es importante destacar que la producción de miel de palma es una actividad sostenible y protegida que contribuye a la conservación del paisaje y la biodiversidad de La Gomera, además de proporcionar un sustento vital para muchos habitantes de la isla.
La Gomera es un lugar verdaderamente especial. Con su terreno diverso y clima variable, la isla ha cultivado una cocina única que refleja su historia, cultura y riqueza natural. Ya sea probando el almogrote en Casa Efigenia o disfrutando de una copa de Rajadero en una terraza con vistas al atardecer sobre el Atlántico, la experiencia gastronómica en La Gomera es tan variada y vibrante como la isla misma.