Hay quien cruza la frontera por el variado terroir portugués o por sus interesantes variedades, pero las nuevas propuestas de enoturismo van más allá: ofrecen arquitectura, geometría, funcionalidad y técnicas innovadoras. Esta generación de productores vitivinícolas proponen experiencias que combinan el sabor de los vinos de altísima calidad con la arquitectura de sus sedes, que son verdaderas obras de arte. Cada uno de estos cinco proyectos ha sido diseñado para integrar los entornos y paisajes de las regiones que producen los mejores vinos del país en el siglo XXI.