Hay vida más allá de las discotecas. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que Ibiza era conocida como la isla de la fiesta. Este refugio mediterráneo ha luchado -y ganado- por posicionarse como un destino por derecho propio, en el que hay otros muchos alicientes que la hacen atractiva, incluso fuera de temporada. Playas de infinita belleza, naturaleza, costumbres y, por supuesto, gastronomía.