Hijos de Pablo Esparza y el 5 Jotas de sus pacharanes
Este recorrido por el país del pacharán comienza en la cuenca de Pamplona, visitando Hijos de Pablo Esparza, una de las bodegas más antiguas de las siete que forman parte del Consejo Regulador. El tour por el laberinto de naves es un viaje por el legado de esta empresa familiar que custodia las aportaciones de cada generación, ya sea en forma de diarios, fotografías o botellas y maquinaria históricas, material con el que tienen previsto crear un museo y una nueva sala de catas.
De sus históricas instalaciones de Villava, población integrada en la Pamplona metropolitana, salen el Basarana Etiqueta Negra, calificado por la empresa como “el 5 jotas” de sus pacharanes; y Ezkaba, que toma el nombre del cercano monte al que podemos ir en busca de los mejores pacharanes silvestres.

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Fuerte Alfonso XII, una instalación militar semienterrada a los pies del monte Ezkaba
Entre fortificaciones y bodegas navarras
A los pies del Ezkaba, también conocido como San Cristóbal, están las bodegas Usua y Baines, que ofrecen visitas guiadas con cita previa; y en su cima, al final de una serpenteante carretera, encontramos el Fuerte Alfonso XII, espectacular y desconocida instalación militar semienterrada construida en el siglo XIX para complementar desde lo alto el complejo de fortificaciones renacentistas de Pamplona. El paseo rodeando la fortificación toma casi una hora, pero las vistas que desde allá arriba se obtienen sobre la comarca de Pamplona y, en días claros, las cumbres del Pirineo, hacen que merezca la pena el esfuerzo.
Los secretos del Valle de Yerri
El éxito del pacharán fuera de Navarra fue el detonante para que los autoridades promovieran la domesticación del endrino para cultivarlo de manera profesional. Los técnicos injertaron los mejores arbustos de Navarra en ciruelos mirabolanos, obteniendo así árboles productivos y vigorosos capaces de soportar una recolección mecanizada.

Foto: IG Pacharán de Navarra
Para ver los primeros cultivos de endrinos domesticados hay que desplazarse hasta Tierra Estella. La primera parada hay que hacerla en Abárzuza, donde está la centenaria Licores Azanza, detrás de cuyo pacharán artesano destila el trabajo de cinco generaciones de la misma familia.
El valle de Yerri, donde se ubica Abárzuza, es un lugar de cuento. El paisaje de suaves colinas con la sierra de Andía de fondo es un festín de colores que cambian con las estaciones. Sus pequeñas poblaciones conservan la tranquilidad y la arquitectura de antaño, también los modos de vida, y eso que a los agricultores y ganaderos se han unido jóvenes artesanos que han encontrado aquí un modo de vida sin tener que huir a la gran ciudad.

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Estella-Lizarra, ciudad monumental donde probar el pacharán de Navarra
Una bodega en un palacio
De todas las cumbres que se observan desde Estella, la más enigmática es la de Montejurra, escenario de batallas históricas y atalaya desde la que viajar con la vista más allá de los confines de Navarra. A la falda sur de Montejurra, en Dicastillo, hay que visitar las instalaciones de Pacharán Zoco, una de las marcas con más solera. Además su bodega está en los jardines del Palacio de la Condesa de la Vega, que fue Grande de España y multimillonaria con intereses empresariales en los viñedos de Burdeos.
Esta mujer levantó un flamante palacio de estilo neogótico -hoy dedicado a la celebración de bodas- en sus tierras navarras para hacer más llevaderos sus viajes de negocios entre Madrid y Burdeos. La visita a Zoco incluye un paseo por el jardín botánico creado por la Condesa. En este entorno idílico con vistas al palacio y junto a la monumental tumba de Merlín, el perrito de la condesa, pacen unos simpáticos burritos ajenos al proceso de transformación mágico que está teniendo lugar en los grandes depósitos donde se maceran las mejores endrinas con las que se elaboran estos pacharanes.

La destilería Zoco se encuentra dentro del bello Palacio de la Condesa de la Vega
En temporada otoñal, los visitantes no solo escuchan a los expertos de la bodega, también participan en un taller en el que aprenden a elaborar su propio pacharán casero con las endrinas recién recogidas del árbol. Tres meses más tarde, ya en casa, probarán su propio licor, un precioso recuerdo con el que recuperarán los sabores y aromas del generoso campo navarro.
El Barroco rural navarro
Siete kilómetros al sur de Dicastillo entre campos de vid, cereal y olivos se encuentra la Villa de las Musas de Arellano, restos de un centro de producción agrícola romano que conserva espectaculares mosaicos y los restos de una de las bodegas más antiguas del mundo.

La hermosa ermita de San Gregorio Ostiense al atardecer
Este complejo es, sin duda, una prueba fehaciente de que el saber hacer de los agricultores navarros viene de muy lejos en el tiempo. Menos antigüedad, pero todo el caché que otorga el mejor estilo barroco tienen en esta zona la iglesia de Santa María en Los Arcos y la misteriosa ermita de San Gregorio Ostiense, en Sorlada. En el interior de esta última se conservan los restos del santo de origen italiano, quien falleció en Logroño tras acabar con una plaga de langostas. Según la leyenda, el borrico que trasladaba sus restos falleció en la colina donde hoy se ubica la monumental ermita, a la que acude la gente del campo para pedir protección al santo contra las plagas.
Un brindis de pacharán entre tumbas legendarias
Supersticiones de otro calado encontramos en la iglesia de Santa María de Viana, monumental villa que marca los confines de Navarra por el oeste. A los pies de la iglesia, en la calle, está la tumba de César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, fascinante personaje del renacimiento que acabó sus días aquí como capitán de los ejércitos de su cuñado, el rey Juan III de Albret, defendiendo el reino de la invasión castellana. La documentación de la época nos desvela que un obispo mandó sacar los restos de Borgia de la iglesia para colocarlos en el suelo “para que en pago de sus culpas le pisotearan los hombres y las bestias”.

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Viana, frontera occidental de Navarra
Menos dramática es la visita a las instalaciones de La Navarra, histórica bodega que elabora sus pacharanes exclusivamente con endrinas frescas del país maceradas con anís estrellado, una receta creada por la familia Belasco en 1831.
Desde aquí, se sigue el curso del río Ebro en dirección a Mendavia, el pueblo donde se cultivan el mayor número de productos con D.O de España, incluidos los endrinos que podemos ver en algunos tramos de la carretera NA-134 que nos conduce hasta Sartaguda, ubicación de la bodega de pacharán Ordoki, y San Adrián, donde está La Fábrica Vieja, antigua sede de El Navarrico convertida hoy en un museo dedicado a la industria conservera de la Ribera Alta.
Para cerrar la ruta del Pacharán de Navarra hay que hacer un poco de senderismo en el cercano barranco de Peñalén, mirador histórico ubicado en Funes, escenario del magnicidio del rey de Pamplona Sancho IV Garcés, arrojado al vacío por su hermano en 1076. Con una caída libre de 392 metros, a los pies de Peñalén se produce uno de los grandes encuentros de aguas de España, la de los ríos Arga y Aragón, grandes tributarios del Ebro, que solo tres km después, en Milagro, entregan sus aguas a la mayor avenida fluvial de España en su camino hacia el mar Mediterráneo.