Viajar a Bélgica es adentrarse en un paraíso para los amantes de la cerveza. En Bruselas, Gante, Brujas… el aroma a lúpulo y malta se respira en el ambiente. Por eso, lo más habitual es lanzarse a las calles del centro de Bruselas y pedir una cerveza de abadía tradicional nada más bajarse del avión.
El bloqueo viene cuando el camarero trae una lista con decenas de nombres de cervezas diferentes. Lo más fácil es pedir una cuyo nombre resulte familiar. No obstante, esta decisión supone perderse todo un mundo de aromas y sabores por explorar.
Es en esa lista de nombres extraños y difíciles de pronunciar donde se esconde el tesoro mejor guardado de la cerveza belga: una nueva generación de cerveceros a los que les encanta experimentar. Productores que comenzaron creando unos pocos litros de cerveza en el garaje y que ahora están revolucionando el mercado local.
Estas son cinco de las ‘brasseries’ (fábricas de cerveza) más de moda del país.